Desde su casa de Venezuela, Carlos Rosales, padre de María Karina Rosales Rivera, aún intenta hacerse a la idea de que su hija ha sido asesinada en Eivissa. «Ha sido un golpe muy duro», resume. «Como las cosas están muy mal, ella estaba preparando para finales de este mes su viaje de regreso a Venezuela para quedarse». María Karina «iba a cumplir tres años en España y estaba intentando arreglar el tema de la residencia, pero decidió regresar a Venezuela debido a la situación [laboral] en España».
«La última vez que hablamos con ella no fue por nada en concreto, pero nos empezamos a preocupar cuando el domingo [día 13, que es el día de la madre en Venezuela] no llamó para felicitar a su madre, así que la llamamos a su Blackberry; como nadie contestó nos acordamos de otro número que tenía y contestó su compañero de piso, que nos dijo que no sabía donde estaba y que no sabía nada desde el sábado; después ya se nos avisó de que habían encontrado el cadáver», explicó Carlos Rosales.
María Karina Rosales Rivera apareció al día siguiente en una vieja casa abandonada en la carretera que une Santa Agnés y Sant Antoni. Tenía fuertes golpes en la cabeza, una brecha cruzaba toda su frente a la altura del nacimiento del cabello y varios cortes en la garganta, al menos uno de los cuales resultó mortal, ya que le seccionó la tráquea. El caso se investiga desde el Juzgado de Instrucción número 2 de Eivissa, cuyo titular, José Espinosa, que ha decretado el secreto del sumario.
Cautela
«La policía [en referencia a la Guardia Civil] nos ha pedido que seamos muy cautelosos porque la investigación es secreta, pero lo cierto es que por ahora no sabemos nada», manifestó el padre de la víctima. La investigación corre a cargo de la Policía Judicial de la Guardia Civil. Varios expertos se han trasladado de Mallorca a Eivissa. Por el momento no se han anunciado detenciones.
Los agentes están interrogando al entorno más cercano de Karina, entre estos a su compañero de piso, que es agente de la Policía Local. También están intentando averiguar si en los días previos a su asesinato había acordado alguna cita a través de internet. Para averiguar esto resulta clave la recuperación de la Blackberry.