La juez de guardia, en este caso María Risueño, sustituta en el Juzgado de Instrucción húmero 1 de Eivissa, tomó declaración ayer por la tarde al agente de la Policía Local de Sant Josep detenido como presunto autor del homicidio en la Isla de la venezolana María Karina Rosales Rivera y lo envió a prisión con carácter provisional.
No ha trascendido de forma oficial el contenido de la declaración ante la juez, ya que se ha decretado el secreto del sumario, pero en los interrogatorios a los que fue sometido previamente a su puesta a disposición judicial el sospechoso no admitió las acusaciones.
El agente local Francisco R.R., conocido como Xisco, fue arrestado el sábado por los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil. Francisco R.R., de 45 años, y Karina mantenían una relación sentimental que, según los investigadores, no estaba muy consolidada, a pesar de que ella se había ido a vivir con él a una casa en el campo de la zona de Benimussa.
Por este motivo, a lo largo de la mañana de ayer, en los juzgados se estuvo dilucidando si el caso le competía al Juzgado de violencia sobre la mujer, es decir, si se trata o no de un caso de violencia machista. Finalmente, se decidió que no y el asunto recayó sobre el juzgado de guardia.
El cuerpo sin vida de Karina, que murió con 38 años de edad, fue encontrado el 12 de mayo en una casa abandonada cerca de Cala Salada, junto a la carretera que enlaza Sant Antoni con Santa Agnès. Fue el propio Francisco R.R. quien denunció su desaparición.
Anteayer, Carlos Rosales, el padre de Karina, manifestó desde Valencia, en Venezuela, que el acusado fue quien les informó de su desaparición y, a lo largo de estas semanas de investigación, de cómo evolucionaban las mismas. «Tuvo la desfachatez de decirnos que había estado buscando a Karina por los hospitales de la Isla», dijo Rosales. «Nunca pensamos que pudiera tratarse de él, Karina nos había dicho que era una buena persona», añadió el padre de la víctima