El extorero y ganadero José Ortega Cano conocerá este miércoles día 24 de abril la sentencia por el accidente mortal ocurrido el 28 de mayo de 2011 en el que falleció un vecino de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla) identificado como Carlos Parra, hechos por los que tanto la Fiscalía como la acusación particular que ejerce la familia de la víctima le piden cuatro años de cárcel.
De este modo, fuentes del caso han informado a Europa Press de que el Juzgado de lo Penal número 6 de Sevilla ha citado este miércoles a las partes personadas en este procedimiento a fin de notificarles la sentencia, que se conocerá un mes después de que finalizara un juicio que se prolongó durante cinco sesiones celebradas entre los pasados días 12 y 19 de marzo.
Según las fuentes, no está previsto ni tampoco es necesario que el acusado acuda a los juzgados para que la sentencia le sea notificada en persona, sino que ésta será entregada a los procuradores de cada una de las partes personadas.
Uno de los aspectos que más interés despierta de la sentencia será conocer la decisión que la juez Sagrario Romero toma en relación a la prueba de alcoholemia a la que fue sometido el extorero y en la que arrojó un resultado de 1,26 de gramos de alcohol por litro en sangre, prueba que fue impugnada por el abogado del acusado «por ser nula de pleno derecho» y haberse vulnerado la cadena de custodia.
Sentencia ejemplar
El letrado de Ortega Cano interesó la libre absolución de su patrocinado frente a los que «claman públicamente por una sentencia ejemplar», mientras que tanto el Ministerio Público como la acusación particular ejercida por los letrados Luis Romero y Andrés Avelino Romero en nombre de la familia de Carlos Parra solicitaron para el acusado cuatro años de cárcel por un delito de homicidio imprudente en concurso con dos delitos contra la seguridad vial, uno por conducción temeraria y otro por circular bajo los efectos del alcohol.
En la vista oral, Ortega Cano insistió en que respetó las señales de tráfico, condujo a la velocidad reglamentariamente permitida y no bebió alcohol antes del accidente mortal, subrayando que únicamente se tomó dos coca-colas y «se mojó» los labios con una copa de cava que le ofrecieron en un establecimiento hostelero.
En este sentido, llegó a jurar que no bebió «ninguna gota de alcohol ni por la mañana ni por la noche» del día de los hechos, añadiendo que, por prescripción médica y debido a los problemas de corazón que sufre, los facultativos «le han prohibido totalmente tomar alcohol» y por ello para él el alcohol «es un veneno».
«Confío en Dios y en la Justicia»
Cuestionado por el fiscal por la prueba de alcohol en la que dio 1,26 de gramos de alcohol por litro en sangre, el exganadero respondió diciendo que «ha venido aquí con toda la verdad y confiando en la verdad, y lo que diga es la pura verdad», señalando que por el hecho de ser una persona pública se le «ha tergiversado» y se le ha hecho «una injusticia tremenda», punto en el que aseveró que «confía en Dios y en la Justicia» y que siente una gran «pena» por la persona fallecida.
Asimismo, y en su última palabra antes de que el juicio quedara visto para sentencia, aseguró que este siniestro «ha sido el percance más grave» de su vida y que, por ello, está pasando «un quinario» desde hace ya dos años, mientras que también insistió en defender que el día del accidente no bebió alcohol. «Por mi salud y por mi vida, no debo de beber y no he bebido ese día», por lo que «sea lo que Dios quiera y lo que la Justicia dictamine», concluyó.