La Ertzaintza ha encontrado restos humanos en el gimnasio de artes marciales de Bilbao propiedad del hombre detenido ayer acusado de torturar y dejar en coma a una mujer, que fue encontrada con ataduras en manos, pies y cuello en este local.
Según han confirmado a Efe fuentes de la investigación, a raíz de estos hechos la Policía vasca inició una inspección del gimnasio y esta mañana ha confirmado el hallazgo de restos orgánicos en su interior.
Más restos
Además, la Ertzaintza está buscando más restos humanos en la ría de Bilbao, en un lugar al parecer indicado por el hombre detenido.
Fuentes policiales han indicado que los buzos de la Policía vasca y de los bomberos buscan en la ría dos bolsas de plástico con restos humanos.
El propietario del gimnasio ubicado en la calle bilbaína Máximo Agirre, de 47 años, fue arrestado ayer después de descubrir en el interior del local a una prostituta de color, de mediana edad, que fue conducida allí en contra de su voluntad y que permanece en coma tras ser brutalmente agredida.
Varios cadáveres
Los restos orgánicos hallados en el interior del gimnasio bilbaíno Zen4, en el que este domingo fue detenido un hombre acusado de golpear a una mujer hasta dejarla en coma, podrían corresponder a uno o a varios cadáveres. Asimismo, los primeros datos de la investigación determinan que el agresor ha actuado solo.
En rueda de prensa celebrada en Erandio (Vizcaya), el viceconsejero vasco de Seguridad, Josu Zubiaga, el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, y el jefe adjunto de la Ertzaintza, Lucio Cobos, han reconocido que los restos óseos se encontraban en bolsas, pero «no estaban ocultos y se podían encontrar». Además, han advertido de que el gimnasio donde se desarrollaron los hechos «no es el museo de los horrores».
Zubiaga ha destacado que el intento de homicidio se ha podido descubrir gracias a las llamadas realizadas por dos particulares en la tarde de este domingo y ha subrayado que la víctima continúa ingresada en el hospital de Basurto en estado «extremadamente grave». Por su parte, el presunto autor de los hechos, que «no ofreció resistencia» en el momento de su arresto, se encuentra en dependencias policiales.
Asimismo, han insistido en que en el gimnasio han aparecido restos óseos, pero todavía no se puede determinar el número de cuerpos a los que corresponderían. Los restos se encontraban almacenados en bolsas que «no estaban ocultas y se podían encontrar».
«No se puede determinar el número de cadáveres a los que pueden pertenecer. La policía científica está trabajando en ello y además se está buscando en más sitios», han indicado. En este sentido, han advertido de que se está a la espera de que los informes forenses puedan confirmar «si son restos humanos y el número de personas a que pertenecen».
La Ertzaintza pudo hacer el descubrimiento tras recibir el aviso de dos particulares, uno de los cuales vio cómo el agresor introducía a una mujer por la fuerza en el local. Los agentes tuvieron que forzar así la entrada del gimnasio, cercado por una verja. Por su parte, la víctima estaba amordazada y tuvo que ser reanimada porque se encontraba en parada cardiorespiratoria.
«La rapidez de la actuación permitió que la víctima se encuentre con vida», ha señalado el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo, para añadir que el hecho de que el local sea «de grandes dimensiones» provoca que las labores de inspección ocular prosigan en estos momentos.
«En solitario»
En este contexto, han destacado que la «hipótesis» con que se trabaja y «los datos» de que se disponen determinarían que el detenido ha actuado solo, así como que se trata de una «investigación larga y de la que se está lejos de sacar conclusiones».
«No nos consta que el arrestado tuviera antecedentes por hechos violentos», ha señalado la Policía vasca, quien tampoco ha confirmado si se encuentra en tratamiento psiquiátrico, aunque es algo que «se está tratando de esclarecer».
Por su parte, el jefe adjunto de la Ertzaintza, Lucio Cobos, ha remarcado que se están revisando todos los «posibles escenarios de contacto del detenido en las últimas horas, incluida su vivienda». Además, se baraja la posibilidad de que hubiera podido arrojar objetos a la ría, motivo por el que buzos de Ertzaintza trabajan en la zona.
«También se han preservado los contenedores situados en las inmediaciones del gimnasio y todos los residuos urbanos de los alrededores están reservados en el vertedero para mirarlos detalladamente», ha destacado.
Por lo que respecta al gimnasio, la Ertzaintza niega que el local sea el «museo de los horrores», simplemente «estaba decorado como si fuera un templo», ha dicho Cobos.
En cuanto a la intervención desarrollada este pasado sábado por los bomberos en el mismo lugar, la Ertzaintza ha reconocido que se recibió una «alarma de humo, pero no fue un incendio, sino un tipo de quema de incienso».