Una mujer octogenaria de nacionalidad estadounidense que acude a la Isla en periodos regulares desde hace unos 30 años fue objeto de un robo poco habitual. Ocurrió el martes, cuando la mujer acudió a la fila de contenedores situada junto al colegio de Venda d'Arabí y el polideportivo de Santa Eulària.
Dejó el coche parado pero con las llaves puestas en el contacto mientras sacaba las bolsas con los residuos y las distribuía en los diferentes contenedores. En un momento dado, vio cómo el coche, un Ford Ka nada nuevo, se movía levemente. A través de la ventanilla vio a un hombre dentro del vehículo que manipulaba el interior y que ante su mirada se sentaba en el asiento del conductor, encendía el motor y se marchaba del lugar con el coche y todo lo que había en su interior. Incluidas sus muletas, sin las cuales apenas puede caminar.