Por lo ocurrido en años anteriores sabíamos que grupos de pequeños camorristas napolitanos venían todos los veranos a la isla para traficar con drogas y, principalmente, para cometer los robos violentos de relojes de lujo, es decir, las denominadas bandas del Rolex. Pero este verano hemos aprendido algo más: Eivissa les gusta también a los mafiosos italianos de alto copete, a los jefes. La prueba es que este verano el Cuerpo Nacional de Policía, en alguna ocasión gracias a la colaboración de la policía italiana, que por vez primera ha enviado a Eivissa a varios de sus especialistas, ha detenido a algunos capos que, a la par que controlaban sus negocios, disfrutaban de la oferta turística isleña.
A finales de agosto, desde la Comisaría de Eivissa se anunció la detención de dos dirigentes del clan napolitano de los Giuliano, Luigi Alegrante y Maria de Grazia, que, según la policía italiana, es la nieta del gran capo de este grupo de la Camorra.
Estos dos jefes tenían un piso alquilado en la ‘milla de oro' de Vila, desde donde vigilaban toda la zona de mayor lujo de la isla y, al mismo tiempo, tenían excelentes vías de acceso y huida. Ambos llevaban un alto tren de vida y se paseaban por los locales de mayor lujo. Allí localizaban a las víctimas potenciales a las que después, sus subalternos, asaltaban de forma violenta para robarles los relojes, que en algunos casos tienen precios que rondan los 300.000 euros.
Posteriormente, el 9 de septiembre, el Cuerpo Nacional de Policía también anunció la detención de Adamo Pisapia, miembro del clan D'Agostino-Panella de la Camorra, que vivía en Vila. Sobre este hombre de 53 años natural de Salerno (Italia) pesaba una Orden Europea de Detención y Entrega por pertenencia a organización criminal, tráfico de armas, extorsión e incendio.
Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de la Comisaría de Eivissa lo localizaron y detuvieron el jueves pasado después de que los investigadores de la Polizia di Stato de Salerno avisaran de que este hombre podría encontrarse en Eivissa, donde residía desde hace varios meses.
Pisapia está acusado de ser el responsable de una organización criminal de la mafia que operaba en Salerno, el clan D'Agostino-Panella. Sus miembros hacían uso de la intimidación y de la omertá o código de silencio para cometer delitos contra la propiedad y contra las personas -fundamentalmente extorsiones, robos y asesinatos- cuyas víctimas eran miembros de otras organizaciones criminales.