Después de diez años en los que se han realizado pesquisas de varios tipos tanto en Eivissa y Formentera como en Alemania, hasta el momento no se ha encontrado ningún indicio acerca del paradero de los ciudadanos alemanes Dirk Maassen y Oliver Clemens, que desaparecieron la noche del 6 de septiembre de 2005 en Formentera, cuando tenían 35 y 36 años de edad, respectivamente.
El rastro de los dos alemanes, originarios de la ciudad de Düsseldorf, se perdió en los acantilados de Punta Prima, donde se encontró la ropa de ambos, calzado, camisetas y pantalones cortos, como si hubieran decidido darse un baño. El padre de Oliver Clemens interpuso una denuncia en la que alertó de la desaparición de ambos.
Sin pistas
Fuentes de la investigación señalaron que, hoy por hoy, no existe ninguna pista a la que agarrarse. En los días posteriores a la desaparición, la Guardia Civil rastreó la zona por tierra, aire y mar, pero sin resultados, y después a lo largo de meses y años, se han realizado diversas pesquisas, tanto en Formentera como en Düsseldorf, pero igualmente infructuosas. Desde el primer momento se consideró extraño el caso de Maasen y Clemens al tratarse de una desaparición doble y circularon diversas conjeturas. También desde el principio se apuntó hacia la posibilidad de que sufrieran un accidente cuando se bañaban de noche en las aguas de Punta Prima y que el oleaje los condujera mar adentro, hacia Sicilia o el norte de África, de forma que toda búsqueda resultara poco menos que inviable.
Sin embargo, nunca se encontraron indicios realmente fiables de que los alemanes llegaran a meterse al mar. Los encargados de la investigación, los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Balears, llevaron a Formentera perros especializados en detectar olor de cadáver. Los canes rastrearon la casa en la que estaban alojados los alemanes, pero tampoco hubo resultados. Ambos residían en ‘Casa de las Brisas', ubicada dentro de un complejo vacaciones situado en la zona de Punta Prima.
Los agentes de la investigación también revisaron con taladros el interior de las paredes con el fin de encontrar alguna pista, pero sin resultado.