No contenta con el robo, la emprendió a golpes con sus víctimas y con todo el que se ponía por delante. La escena se vivió ayer minutos antes del mediodía en pleno centro de Vila, a la altura del número 24 de la avenida Isidor Macabich. En la puerta de una cafetería se arremolinaban una docena de viandantes ante las miradas atónitas de los ocupantes de las mesas exteriores.
Los gritos y los ánimos se iban calentando hasta que una mujer empezó a soltar golpes a una chica de origen chino y a todo aquel que intentaba pararla. La agresora acababa de robar en un bazar chino situado a escasos 30 metros, en la calle del Bisbe Abad y Lasierra. La propietaria y otros dos trabajadores la persiguieron y le dieron caza con la ayuda de un vecino que acudió alertado por los gritos de «¡ladrona, ladrona!».
El joven la invitó a devolver los objetos robados y ésta accedió pero en un descuido del chico la mujer se abalanzó contra una de las chicas que le venían siguiendo desde la tienda.
En cuestión de segundos se montó un gran tumulto, una piña que se deshizo cuando la presunta ladrona comenzó a hacer aspavientos y golpeó reiteradamente a una de las propietarias del establecimiento.
Apenas fueron 3 minutos de discusión, pero en el escenario de la trifulca cada vez había más gente y curiosos que hacían fotos y gravaban vídeos de los hechos. Con los objetos depositados en una mesa, la agresora aprovechó un descuido para huir en dirección hacia los juzgados.
Un testigo presencial llamó a la policía y poco después se personaban dos agentes de la Policía Nacional que tomaban declaración a la víctima del robo y la agresión.
La víctima, que recibió varios impactos en brazos y cara, presentaba una moradura en su brazo izquierdo. Todo por recuperar los objetos que le había sustraído: un bolso, un peine, un abanico y una lima para la uñas. Precio total: 32 euros.
Los testigos presenciales de los hechos no salían de su asombro por la reacción de la presunta ladrona, aunque algunos de ellos no se sorprendían porque, según decían, «es una vieja conocida de la zona».
«No tienen bastante con robar, sino que, encima, si los coges te agreden sin ningún miramiento», puntualizó un testigo presencial de los hechos.