Un juzgado de Sevilla ha condenado a Air Europa a pagar una indemnización de 1.410 euros por la muerte de un perro que sufrió un golpe de calor durante un vuelo entre Palma de Mallorca y la capital andaluza realizado el 17 de agosto de 2013.
En la sentencia, el juez impone la indemnización máxima prevista en la ley respecto a la responsabilidad del transportista por daños en el equipaje.
La normativa que regula el transporte en los vuelos no distingue entre maletas y animales, por lo que, en este caso, los perros no son tratados como seres vivos, lamenta la empresa «Reclamador», que ha tramitado el procedimiento judicial.
Para establecer la indemnización, el juez ha tenido en cuenta tanto los derechos materiales como morales reclamados por la dueña, que pidió una indemnización de 3.000 euros, mientras que la compañía aérea se negó a asumir ninguna responsabilidad y se opuso a la cantidad reclamada.
En su reclamación, la pasajera recordó que también pagó para que se transportaran en la bodega otros dos perros suyos, que tuvieron que ser reanimados al llegar a Sevilla debido al calor que soportaron y que, según dijo, «se salvaron por minutos».
La dueña de los animales, Cristina García, ha afirmado que tiene «una sensación agridulce, ya que no podemos evitar que vuelvan a repetirse situaciones como la mía, y por lo tanto, nuestras mascotas no pueden viajar en condiciones seguras en los vuelos».
En este sentido, el director de Reclamador, Pablo Rabanal, ha subrayado «la necesidad de regular un transporte correcto para los animales en los vuelos, que pasa por exigir una regulación internacional específica, inexistente actualmente».
«Un ser vivo no puede ser equiparado a un maleta, ni en el trato ni en lo que en compensaciones económicas se refiere, por lo que seguiremos luchando por alcanzar un cambio en esta normativa», ha concluido Rabanal.
En su sentencia, el juez lamenta que en este caso no se han podido cumplir los plazos procesales «debido al inhumano cúmulo de trabajo» que hay en los juzgados de lo mercantil de Sevilla, donde asegura que la situación es de «colapso».