Su lema, la igualdad de derechos, su insignia una bandera de muchos colores, todos los que identifican a un colectivo que del 8 al 12 de julio celebra su semana del orgullo con la Gay Pride más grande que jamás se haya visto en Eivissa. Una lucha que se convierte en fiesta pero que «recuerda el camino andado y reivindica lo que queda aún por luchar», según apuntaba el alcalde de Vila, Rafa Ruiz.
Una fiesta a la que todo el mundo está llamado a participar, donde se espera la llegada de decenas de nacionalidades diferentes, y que desde las 12.00 de ayer miércoles ya comenzó sus actividades programadas. Aunque su inauguración oficial se llevó a cabo a las 16.00 en la calle de la Virgen, con su Welcome, seguido posteriormente del pregón de apertura recitado a las 19.30 por el recién estrenado alcalde de Eivissa sobre el escenario de la Marina: «Nuestra isla ha sido siempre un referente en tolerancia y acogida y hoy damos un paso más en nuestro compromiso firme con la igualdad, la diversidad y el respeto».
Unas palabras parecidas a las pronunciadas por el organizador de la Ibiza Gay Pride, Antonio Balibrea, quien invitaba a la gente a participar en la marcha que el sábado desde las 20.00 desfilará por las calles de la ciudad, a favor de los derechos del colectivo LGTB, donde habrá también las míticas carrozas y actividades. «Vamos a alzar la voz y a manifestarnos por los que no pueden hacerlo. En nombre de todos ellos damos paso a esta semana de fiesta y reivindicación por los derechos de tantos».
Tras los discursos se dio paso a las actuaciones de Le Blond, Anne Shine y el esperado grupo de La Unión, que tocaron algunos de sus temas más conocidos como Ella es un volcán y Lobo hombre en París, acompañados de bailarines y niños sobre el escenario. Un ambiente que se fue animando según entró la noche tras la llegada de muchas parejas que habían pasado el día en el famoso Chiringay, donde tampoco faltó la diversión.
Cerramos este artículo con una frase culminante de Ruiz: «Hoy el color vuelve a casa, ojalá nunca lo volvamos a perder. Los tiempos en blanco y negro ya no tienen sentido en nuestra isla tecnicolor». Quedan aún varios días que darán mucho de sí y en los que la Isla Blanca sacará su artillería pesada, con todas las fiestas organizadas por las discotecas, para acoger a una Gay Pride que no conoce descanso.