Sant goig principal / de nat Fill de Déu; / mare espirital, / qui em vol oir. Este quizás es la estrofa más escuchada entre la Nochebuena y el día de Reyes en las iglesias de las Pitiüses. Estos cuatro versos forman el estribillo de las Caramelles, el canto más ancestral de nuestras islas que anuncian el nacimiento de Jesús. Los encargados de interpretar las diferentes estrofas son las esquadres de caramellers, acompañados por los instrumentos propios de las Pitiúses: el tambor y la flaüta, las castanyoles y el espasí.
Sant Esteve, es Puig de Missa, la Santa Gertrudis, sa Raval y ses Roques son las esquadres que durante estas fiestas navideñas han teñido de música, canto e historia las liturgias en Eivissa y Formentera. Además de la de los Xacoters de sa Torre, a quienes ayer les tocó el turno en la pequeña iglesia de es Puig d'en Valls, donde no faltaron a su tradicional cita anual y se encargaron de recitar las Caramelles de Nadal ante la presencia de varias decenas de feligreses, quienes siguieron atentamente y en silencio los antiquísimos versos.
Este año, no obstante, a los amantes de la cultural popular les ha sido mucho más difícil saber qué día y en qué iglesia iban a interpretarse, ya que el Consell d'Eivissa no ha editado el calendario con el que nos tenía acostumbrados.
Las Caramelles están formadas por tres partes que duran unos veinte minutos. La primera parte son las Caramelles propiamente y está formada por siete estrofas de versos pentasílabos con una letra fija. La segunda parte son los denominados Gotxos: versos octosílabos de los que existen numerosas versiones según quien los interprete y que se cantan redoblados. Y por último, el ofrecimiento, con versos de ocho sílabas que se interpreta a dúo, sin redoblar y que contiene una letra más alegre dedicada a la Santísima Trinidad.
Es una tradición cultural que ha pasado de forma oral de padres a hijos en las islas de Eivissa y Formentera y que fueron declaradas Bien de Interés Cultural en el año 2005, pues son la expresión más antigua del cancionero pitiuso, con más de cinco siglos de antigüedad.