Aún quedan unos días para que todo el Pla de Corona se vista con un precioso manto blanco y se convierta en uno de los lugares más fotografíados de toda la isla y para que las instantáneas de sus almendros en flor pueblen las redes sociales de toda España. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y son muchos los que cada vez con mayor frecuencia muestran su preocupación ante la situación actual de estos preciosos árboles.
Varios parecen ser los culpables de dicha preocupación. Y de ellos, según payeses y organizaciones ecologistas, cuatro podrían comandar una hipotética lista: Las altas temperaturas, la falta de lluvia, el abandono de los campos y el descenso en la recolección de la almendra.
Por partes. Por ejemplo, el calor inusual que estamos viviendo en esta época del año ha provocado que la floración de los árboles se haya adelantado unos días a lo que estamos acostumbrados. Algo, que podría ser una noticia positiva para los fotógrafos aficionados y profesionales que rápidamente se han lanzado a tomar imágenes de los árboles, pero que sin embargo esconde una realidad mucho más preocupante. Según explicó Joan Carles Palerm, presidente del GEN-GOB Eivissa PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA «esto es un síntoma más del cambio climático».
Concretamente, Palerm aseguró que «la altas temperaturas que llevamos sufriendo en diciembre, enero y previsiblemente tendremos en febrero no son normales y esto, unido a la falta de lluvia, puede provocar que la floración no tenga la fuerza suficiente para convertirse posteriormente en almendra».
La sequía
Precisamente, otro de los grandes problemas con los que tienen que lidiar los famosos árboles del Pla de Corona es la falta de agua que ha caído en los últimos meses en Eivissa. Un problema que desgraciadamente no es nuevo ya que, como aseguran algunos de los parroquianos más habituales al bar Cas Ferré, el mítico establecimiento situado a la entrada de Santa Agnès, «ya el año pasado los árboles apenas tuvieron flores por culpa de la sequía». Una sequía que para la mayoría de los presentes, casi todos trabajadores de los campos de la zona, dura «ya demasiado tiempo y amenaza con destrozar casi toda la vegetación de la zona, no sólo los almendros».
Por ello, los agricultores y habitantes del Pla de Corona están últimamente muy pendientes de las noticias sobre la llegada de lluvias y también del viento, rezando cada uno a lo que considera oportuno para que «no sople un viento lo suficientemente fuerte que pueda arrancar todos los pétalos de las flores».
Además, Joan Carles Palerm asegura que también hay que estar muy pendiente por si se avisa de un descenso brusco de las temperaturas. En este sentido, el presidente del GEN-GOB Eivissa, explicó que «el hecho de que los árboles florezcan demasiado pronto aumenta la posibilidad de que luego si se produce una helada, se pueda acabar perdiendo por completo toda la cosecha de almendras». Ya ven, preocupación por todos lados.
Abandono del campo
Pero los almendros de Eivissa también tienen que lidiar con otro caballo de batalla. Según aseguró Miquel Costa, editorial de la Editorial Mediterrània durante la entrevista que le realizó este periódico para la sección Sardinas Negras, otro de los problemas es el cada vez mayor abandono que sufren los campos. «Los jóvenes no quieren trabajar la tierra, sólo quedan los mayores, y las extensiones de almendros son enormes, algunas con casi 1.000 almendros, para que los pueda cuidar una única persona», explicó mientras tomaba café en una mesa de Cas Ferré.
Una situación que Costa confirmó mostrando personalmente la situación en la que se encuentran muchos árboles. «Mira como están, la mayoría sin cuidar y sin podar, casi dejándoles morir, y lo que es peor, cuando algún árbol se muere en el Pla de Corona desgraciadamente no se repone con otro porque no sale rentable», confirmó con tristeza en la mirada.
Un problema que tal vez se podría solucionar con un mayor apoyo para la zona. En este sentido, son varias las voces que piden mayor implicación por parte de ayuntamientos, Consell d'Eivissa e, incluso, restaurantes o establecimientos hoteleros. «No se exactamente como se podría arreglar pero a lo mejor podrían colaborar un poco entre todos dando algo de dinero o alguna subvención, porque al final, todos salimos beneficiados con la publicidad que se hace de una zona no demasiado conocida de la isla gracias a los almendros en flor», aseguró Costa.
«Casi nadie recolecta»
En este caso estamos ante un asunto contradictorio. Por un lado, este año la almendra de Eivissa es más sabrosa y se vende a un precio mayor que en otras ediciones –1,70 euros el kilo – debido a la disminución de la producción por parte de otros mercados y la mayor demanda del mercado chino, pero cada vez hay menos personas en Eivissa que quieran recolectarla por lo duro que es. Incluso, la labor ha cambiado mucho, como demuestra que el año pasado la Cooperativa de Sant Antoni adquirió para sus socios una máquina en forma de paraguas y otra peladora que rompe entre 80 y 100 toneladas de almendras en una hora.
Sin embargo y a pesar de estos avances y de que desde la Cooperativa se asegura que ahora es más rentable recolectar almendras, lo cierto es que los más mayores del lugar no están tan de acuerdo. La mayoría aseguran que «prácticamente nadie recoge almendras en agosto y septiembre, dejando que se sequen, y provocando luego que el árbol vaya a desmano, es decir que no salgan las flores cuando toca».
En este sentido, algunos como María Costa, la mujer que desde hace más de sesenta años regenta el mítico bar y tienda Can Cosmi en la plaza de Santa Agnès, confirman que el almendro «ha quedado como algo sólo decorativo cuando antes mucha gente de Eivissa hacía dinero con estos frutos». «Una pena porque aunque se trabajaba duro se conseguía un dinerillo que venía muy bien para hacer algún regalo, como cuando mi padre le regaló a mis dos hijas sus primeras bicicletas con lo conseguido», recordó María con una tímida sonrisa mientras, al igual que otros muchos vecinos del Pla de Corona, nos mostró su preocupación por sus queridos almendros.