La Catedral de Eivissa y las calles de Dalt Vila, como cada año, fueron ayer el escenario donde arrancó la Semana de Pasión pitiusa. La jornada, conocida en la tradición cristiana como Viernes de los Dolores, es una celebración mariana que conmemora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa, una liturgia que ayer vivió importantes novedades.
Así, se celebró una eucaristía a las 20.40 horas en la Catedral que reunió a más de un centenar de fieles. El oficio, que contó con el sonido de las flaütes y tambors de los Xacoters de sa Torre, se dedicó a la memoria de dos miembros de la Cofradía Nuestra Señora de los Dolores que fallecieron recientemente: Bartolomé Escandell y Vicente Tur, éste último presidente cuyo testigo ha recogido su propio hijo Óscar Tur, nuevo dirigente de la agrupación.
Finalizada la misa, sobre las 21.25 horas, los cofrades de la citada congregación, ataviados con sus hábitos celestes y blancos, formaron tras su estandarte y se dispusieron a dar comienzo al primer desfile procesional de la Semana Santa 2016, presidida por una imagen de la Dolorosa. La comitiva descendió con solemnidad por las calles de Dalt Vila hasta encontrarse, a la altura de la iglesia de Santo Domingo con la Cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio. A diferencia de años anteriores, cuando esta última agrupación permanecía frente al convento, esta vez se unió a la procesión y la acompañó hasta el Pati d'Armes, donde actuó el coro de Puig d'en Valls, una novedad más en este inicio de la Semana Santa.