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Labi Champion: «Me encanta ser Labi Champion y por eso seguiré siendo igual hasta el mismo día en el que me muera»

Labi Champion. Foto: DANIEL ESPINOSA

| Eivissa |

Labi Champion es el nombre que hay detrás del almeriense Juan Mesa Guerrero, es una auténtica leyenda en Eivissa. Descendiente de una familia de pescaderos, este ex- futbolista de distintos equipos de la isla y del Hospitalet, donde logró el gol del ascenso del conjunto catalán a Tercera División, se ha conseguido ganar la amistad de cientos de futbolistas y rostros conocidos gracias a su simpatía, su lealtad y su capacidad para guardar mil y un secretos. De hecho su nombre y su figura es tan conocida a nivel nacional que resulta muy difícil destacar algo que ya no se haya dicho sobre él.

Nacido en el pueblo almeriense de Huércal-Overa, nuestra Sardina Negra de esta semana es el mayor de doce hermanos y siendo muy joven, en 1973, llegó junto a dos de sus tíos para trabajar en un hotel para ayudar a su familia. De hecho, asegura que renunció a tener estudios y decidió fregar millones de platos y vasos para «llevar un bocadillo a sus hermanos». Algo que le ha marcado profundamente dándole un carácter sencillo, directo y profundamente agradecido. De hecho, durante la entrevista, realizada en el Malibú de Ses Salines, perdemos la cuenta de las veces que da las gracias a ciertas personas por ayudarle y de las veces que dedica sus respuestas «a los que más quiere». Y es que Labi Champion tiene buenas palabras para todo el mundo, «salvo para los que le den puñaladas por la espalda».

Además, tenemos delante a un hombre que puede presumir de haber rechazado suculentas ofertas para sentarse en programas de televisión para contar las intimidades de sus amigos, y eso en un país como España son palabras mayores. «Nunca lo haré, porque se me cae la cara de vergüenza cuando alguien vende la intimidad de sus amigos por dinero y fama». Así de contundente, así de directo, «más que el revólver de Gary Cooper», es Labi Champion, nuestra Sardina Negra de esta semana.

—Viendo las fotos que se está haciendo en la playa de Ses Salines se podría decir que ya es usted más famoso que algunos de los futbolistas amigos suyos...

—(risas). Ni hablar. Las fotos me las hago porque no puedo olvidar que detrás de cada una de ellas hay mucha ilusión. Y además no me cuesta nada. En esta vida hay que ser agradecido.

—La nómina de futbolistas y rostros conocidos amigos suyos es interminable. ¿Qué les da Labi Champion?

—El ser yo mismo. Sin dobleces.

—¿Eso lo heredó de su padre, al que llamaban ‘El labios', y vendía pescado de pueblo en pueblo?

—Por supuesto. Creo que sigo siendo así y no tengo dos caras. No soy por un lado Juan Mesa y por otro Labi Champion sino la misma persona. Además, piense que si me ha ido muy bien la vida así para que voy a cambiar. No sería honrado conmigo mismo.

—Se le ve feliz siendo Labi Champion...

—Claro que sí. Doy gracias constantemente a la vida por haberme dado esta oportunidad. De hecho quiero seguir siendo Labi Champion hasta el día en que me muera. Eso sí, seguiré luchando por no perder la humildad y por eso, entre otras cosas, quiero acordarme en esta entrevista de dos de mis hermanos que tengo en Eivissa. Sobre todo, de mi Tarzán, que ahora está un poco pachucho y que es al que más quiero aunque a menudo me enfade con él. Ya ves, cosas de hermanos.

—Hablando de hermanos, ¿cuánto debe a José Antonio Camacho?
—Muchísimo. Fue el primer futbolista que conocí y aunque la relación comenzó un poco torcida porque cuando fui a pedirle un autógrafo en Pacha casi me pega un botellazo por pesado, ahora es más que un hermano para mí. Me ha enseñado casi todo lo que se de la vida y me ha guiado por el buen camino. Y aunque se que no le gusta que lo diga el 95% de lo que soy se lo debo a él. Además, siempre ha estado cuando más lo he necesitado. De todos modos, no es al único al que le tengo que estar agradecido. Hay mucha gente que me ha ayudado a ser mejor en esta vida.

—¿Quienes por ejemplo?
—Por ejemplo las dos mujeres de mi vida. Una Mari Carmen, mi ‘Meloncilla', mi pareja actual, a la que conocí en los veteranos de la Peña Deportiva y que me ha reconducido por el buen camino. Y otra a mi primera mujer, la Paquilla, con quien tengo una magnífica relación y a la que le mando un besazo. Ella me ha dado lo que más quiero, mi hijo, nacido en Eivissa hace 25 años.

—¿Todos ellos le han ayudado a rechazar ofertas de televisión? Dicen de usted que se podría haber retirado a una gran mansión a vivir de las rentas con lo que sabe...
—(risas). ¿Si? Y al final para qué. ¿Para perder la amistad que es lo más importante de este mundo? Yo soy una persona fiel.

—Pero sea sincero. ¿Nunca se sintió tentado?
—Tal vez para ir a un programa tipo Supervivientes. Eso si me llama la atención y no te niego que algún día se me pueda cruzar el cable y animarme si llegamos a un acuerdo. Pero jamás se me ha pasado por la cabeza sentarme en un sillón para cobrar por contar intimidades. Sólo lo haría si me ofrecieran media Eivissa, medio Madrid, y tuviera una enfermedad por la que necesitara ese dinero. Entonces me arrodillaría delante de mis amigos, les explicaría la situación y les pediría perdón. El resto es vergonzoso.

—Su fama se dispara como la espuma. ¿Se siente una persona envidiada?
—Envidiada no, pero en ocasiones criticada. Hay mucha gente que me critica por lo que hago y porque piensan que me lucro gracias a todos los jugadores y famosos que conozco. Pero a mí me da igual. Todos esos que me ponen a parir conducen solos por ahí mientras que yo tengo un autobús lleno de amigos que, afortunadamente para mí y para todo lo que hago, sobre todo actos benéficos, nunca me fallan cuando levanto el teléfono.

—No debe ser fácil tener contentos a tantos amigos.

—No. Pero que una cosa quede clara, aunque mi teléfono móvil es como una farmacia de guardia, yo no me considero un conseguidor de cosas para los futbolistas y famosos, sino alguien que ayuda a que se sientan cómodos y felices durante sus vacaciones. Que necesitan una mesa pues les consigo una mesa, que necesitan un pediatra pues un pediatra, que un barco pues un barco... les hago más felices su estancia en Eivissa y Formentera.

—¿Y con los paparazzis como se lleva?

—Bien. Nos respetamos aunque es injusto el trato que muchos de mis amigos reciben de ellos. Con algunos es una persecución en toda regla durante 24 horas y eso tampoco es humano.

—¿A veces no es más complicado tener que lidiar con la gente de la calle que busca una foto?

—(risas) Por supuesto. También es complicado. Yo entiendo al que quiere hacerse una foto con su ídolo y también al famoso, porque no hay que olvidar que son humanos. Aún me acuerdo el día en el que Paula Echevarría y David Bustamante estaban acaramelados como dos tortolitos en una hamaca después de haberse hecho siete millones de fotos y llegó una señora mayor a invadir su intimidad. Tuve que discutir con ella, explicarles todo y aún así, acabé como el malo de la película.

—¿No le da la sensación de que, sobre todo los futbolistas, han cambiado mucho de un tiempo a esta parte?

—Por supuesto. Aunque siguen siendo los guapos oficiales y los más perseguidos por las mujeres como en la época de La Quinta del Buitre, las redes sociales y los teléfonos móviles lo han cambiado todo. Ahora por ejemplo Koke, Soldado o Jordi Alba están más pendientes del teléfono móvil, del Twitter o del Instagram que de cualquier cosa. Sí, la verdad que ha cambiado mucho todo.

—Hablando de La Quinta del Buitre. Uno de sus mejores amigos es Ricardo Gallego. Le llamaban ‘el soso'. ¿Realmente es así?

—(risas). Ricardo es súper simpático en la distancias cortas. Es como mi Casquero al que la gente me ha llegado a preguntar si habla cuando es un tipo que gasta mil y una bromas. Lo que pasa es que no todo el mundo es como mi Kiko o mi Joaquín. ¿Se imagina sentados ellos dos en la misma mesa con Camacho? Sería un sin parar. No pararíamos de reír.

—¿Y Villa? Me han dicho que es uno de sus jugadores más queridos...

—Bueno tengo muchos jugadores queridos. No podría citarlos a todos en esta entrevista. Pero que te voy a decir de mi. Guaje. Siempre que puedo hablo con él a través del móvil aunque él esté en Nueva York y yo en Eivissa y yo no me apañe con las aplicaciones de los teléfonos móviles. Me encanta que le vaya tan bien allí porque hay poca gente que se lo merezca más que él. Es un tío tan humilde que nunca olvida sus orígenes en Tuilla, y por eso siempre viene de vacaciones a Eivissa con sus padres y con sus suegros. No te digo más.

—La última, ¿no se planteó nunca ser representante con todos los jugadores que conoce?

—(risas) Bueno, estuve a punto de entrar en este mundo con Zoran Vekic, el representante que llevaba a algunos de los mejores jugadores del Real Madrid de hace años como Fernando Hierro, Guti o Raúl. Él me ofreció ayudarle y tratarlos personalmente porque son mis amigos pero al final rechacé porque siempre he querido volar solo. De hecho hace 48 horas vino al Malibú, nos dimos un gran abrazo y me dijo que mi gran defecto es que soy demasiado leal y quiero mucho a mis amigos.

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Juan Mesa o lo que es lo mismo, Labi Champion, nació el 12 de julio de 1956 en el pueblo almeriense de Huércal-Overa. A su padre le apodaban El labios y vendía pescado de pueblo en pueblo. Es el mayor de doce hermanos.

A Eivissa llegó en 1973 junto a sus tíos Miguel y Manolo para trabajar en un hotel y ayudar a su familia. Prefirió no estudiar y limpiar millones de platos y vasos para que sus hermanos tuvieran algo que comer. Además, fue futbolista en distintos equipos de la isla, como la Peña Deportiva o el Ibiza Atlético donde guarda buenos recuerdos y manda abrazos para sus compañeros y entrenadores. También jugó en el Hospitalet, donde puede presumir de haber conseguido el gol que dió el ascenso a Tercera División al club catalán.

Cuando conoció a José Antonio Camacho mientras trabajaba en Iberia le cambió la vida y poco a poco se convirtió en un rostro muy conocido entre los futbolistas y los famosos de distintas generaciones. Y hasta hoy.

EL TEST

Un libro

El monje que vendió su Ferrari de Robin Sharma.

Una película

'Una proposición indecente'. En esa película no puede estar más guapa Demi Moore

Una serie

‘Aída' y ‘Aquí no hay quien viva'

Un grupo o un cantante

Bustamante, David de María o Dani Martín de El Canto del Loco

Un color

Blanco

Un plato de cocina

Huevos fritos con chorizo y si hay alguna langosta por alrededor también me la calzo

Un deporte

El fútbol

Un lugar de la isla donde perderse

Malibú y Keeper, aunque Eivissa tiene otros muchos lugares encantadores

Un viaje que nunca olvidará

El que hice recientemente a Las Vegas con mi hijo

Una manía

Soy muy maniático

Un defecto

Muchos

Una virtud

Amigo de mis amigos

Un sueño por cumplir

Ser millonario para comprarle a mi hijo un ático o un buen coche

Alguien a quien admire

A mis muchos amigos y a mi hijo

Si no fuera Labi Champion que sería...

Imposible. Me encanta ser Labi Champion

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