Las calles de la Marina y Dalt Vila sucumbieron a la invasión zombie de la noche del sábado. La primera edición del Survival Zombie de Vila ha superado con creces todas las expectativas con cerca de 600 participantes.
Eran poco más de las ocho de la tarde y la plaza de es Martell estaba repleta de supervivientes de la resistencia deseosos de que diera comienzo la yincana. Los grupos estudiaban el mapa y planteaban sus movimientos con un objetivo común, sobrevivir al apocalipsis zombie.
«Survival Zombie es un evento guionizado y único creado para esta ocasión. Se trata de una especie de juego de caza del ratón y el gato en el que los jugadores identificados con una prenda verde o rosa tendrán que evitar a los zombies y superar las pruebas que les sean asignadas», explicó Luis Isidoro González, promotor del evento.
Como novedad, en esta edición se incorporó la presencia de nuevos seres, un poco locos, que incrementaron la dificultad del juego y dieron algún que otro quebradero de cabeza a más de uno. La tensión iba creciendo por momentos y la adrenalina era contagiosa. La penuria de las antiguas calles de la Marina y Dalt Vila daban aún más realismo a la historia. No era difícil encontrarse con grupos de personas yendo y viniendo de un lado a otro huyendo de los zombies. El eco de los gritos inundaba la noche y era tal la intensidad que algunos no pudieron impedir las lágrimas.
«Es como si estuvieras en una película, es muy real y te hace desconfiar de todo el mundo», explicaron un poco asustadas Carla, Andrea y Gina que participaban por primera vez en este evento por recomendación de sus amigos. Otros ya contaban con la experiencia de haber participado en las ediciones anteriores de Sant Antoni, como Ester y Joan, que incidían en esta idea de «formar parte de una película de miedo, es como si lo vivieras, la sensación mola mucho y te acaba enganchando».
Pero no sólo los supervivientes disfrutaron de la noche. Había algunos, como Pablo, que prefirieron inscribirse como zombies para aprovechar la ocasión y poner en práctica lo aprendido en el club de teatro.
Debido a la larga duración del evento, la organización habilitó una zona segura donde los participantes podían descansar sin peligro a ser capturados. Además, los actores y miembros de la organización distribuidos entorno al recorrido iban identificados con una prenda amarilla para resolver cualquier duda o ayudar a aquellos que lo necesitaran.
Técnicos de juventud de Vila se mostraron muy satisfechos con la acogida de este tipo de actividades de ocio alternativo y no descartaron realizar más en un futuro.