Desde que una pequeña nota revelase sin querer que María Pombo y Pablo Castellano estaban atravesando una crisis matrimonial, la influencer ha intentado ser más transparente sobre su vida privada en redes y, sobre todo, en su propio documental.
Con el estreno de la segunda temporada de Pombo, rodada a finales de 2023, se ha podido descubrir todavía más la dinámica pasivo-agresiva que existe entre la creadora de contenido y su marido. Los dos reconocen sin tapujos que discuten a menudo, pero que en seguida se reconcilian. Aseguran que son altas tensiones derivadas de la crianza de dos hijos y reiteran en numerosas ocasiones que «no ha disminuido su amor».
Así lo han comentado ante las cámaras de la productora. «No te digo que esté siendo maravilloso. Estamos aprendiendo de nuestra vida con un nuevo integrante en la familia, pero no estábamos al borde del divorcio como se dijo», se ha quejado María.
«A medida que van pasando los años, esa pasión del primer año de atracción de todo tipo va disminuyendo», ha explicado también Pablo: «No es que el amor sea menor, solo va evolucionando. No estamos en el mejor momento, pero estamos luchando y ella está aguantando cosas que yo no aguantaría».
En este segundo episodio de la serie, se ve una de las maneras de 'luchar' por la relación de Pablo. El empresario de la construcción decide prepararle la cena a María para tener un gesto romántico, pero el momento acaba en pelea de nuevo.
La joven no puede creer que el único plato de la velada sea un tomate que, además, no está bien aliñado. «Me parece una tristeza enorme comerme un tomate. Estoy empezando a estar un poco de mal humor», reconoce. Un estilo de pelea que se repite a lo largo de toda la temporada, pero que, como aseguran los protagonistas, no significa que su matrimonio se vaya a acabar.