La selección brasileña no dio opción a la sorpresa y, con Rivaldo como estrella, se adjudicó la última Copa América del siglo, con una goleada por 3-0 sobre Uruguay que certificó la superioridad exhibida durante todo el torneo.
Brasil recuperó en Paraguay la autoestima, porque ninguna selección pudo complicarle la renovación del título logrado hace dos años, y ha reforzado su confianza en el camino elegido por el técnico Wanderley Luxemburgo para triunfar en el próximo Campeonato del Mundo.
En la final, fue demasiado amplia la distancia entre el joven conjunto uruguayo y una selección brasileña que volvió a mostrarse inaccesible y con capacidad para sentenciar en cualquier momento.
Rivaldo obtuvo, en seis minutos, la consagración definitiva como el jugador más importante de esta selección. Fueron dos acciones de gran futbolista. En la primera, cabeceó un libre directo en el sentido contrario a su carrera, de espaldas al arco (m.20). Siete minutos después dejó sentado a un rival y superó a Fabián Carini con un sutil globo. A Uruguay no le quedó más que orgullo para intentar descontar ante un rival crecido. Un sueño inútil que se encargó de romper Ronaldo, de nuevo con Rivaldo como protagonista. El centrocampista envió un pase diagonal sobre la espalda de la defensa para que Ronaldo explotase su potencia y acabase con cualquier reacción (3-0).