El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón decidió ayer devolver a la familia Gil la gestión del Atlético de Madrid, intervenido desde el pasado 21 de diciembre, aunque supeditada al control de varios miembros del Cuerpo de la Intervención General de la Administración del Estado.
Según fuentes jurídicas, García Castellón considera que la Administración Judicial «ya ha cumplido la función para la que fue designada, la de impedir que se siguiera delinquiendo y que se destruyeran pruebas fundamentales para la investigación». El hasta ahora administrador judicial, Luis Manuel Rubí, y su principal colaborador, Miguel Juane, habían comenzado ya a despedirse de sus allegados y comunicarles la decisión del juez a primera hora de la tarde.
Luis Manuel Rubí, administrador judicial, advirtió de una «quiebra técnica», para la que solicitó una ampliación de capital de más de 13.000 millones de pesetas, despidió un entrenador, el italiano Claudio Ranieri, pero no logró evitar la situación crítica del Atlético de Madrid, penúltimo clasificado a falta de seis jornadas para la conclusión de la Liga. Rubí accedió al cargo el pasado 22 de diciembre, tras el acto judicial redactado por el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, que desposeía de su cargo al presidente, Jesús Gil, y a su Consejo de Administración, por presuntos delitos de estafa, apropiación indebida y fraude.