R.D. 'Francia también gana en Eivissa'. La marsellesa es un tópico, pero fue el himno que más se pronunció ayer en la isla cuando el francés Trezeget disparó el gol de oro que dio a Francia la Copa europea y batió al portero Toldo. La fiesta se vivió ayer de modo desigual. Los residentes seguramente lo vivieron en casa o en clubs privados, mientras que los turistas se cobijaron en los bares donde el monitor de televisión cobró una especial relevancia donde antes no la tenía. Así sucedió en la plaza del Parque.
Los aficiones de las dos selecciones finalistas en la Eurocopa se comportaron y no se registraron incidentes como consecuencia de la justa disputa por el máximo galardón europeo de fútbol. La vida española no se alteró en la isla, pero sí la apuesta de quien ganará, el fútbol o el oportunismo. Finalmente, la suerte y el azar dio a Francia el gol en el último minuto del partido que propició la prorroga.
La tensión sobre las sillas de los clubs, restaurantes y terrazas era ya similar, aunque los colores de quienes temblaban no. Verde, blanco y rojo, por un lado, y azul, blanco y rojo, por otro, los colores vestían los rincones donde se vivía de forma más intensa el fútbol de elite, el mejor fútbol de Europa. Los jóvenes quizá eran los más numerosos en los chiringos, en los clubs y en las terrazas. Ellos viven de modo intenso la fiesta del balompié.