Nemesio Rodríguez - SALT LAKE CITY
El presidente de los Estados Unidos, George Bush, inauguró ayer los
Juegos Olímpicos de Salt Lake City, los primeros del tercer
milenio, bajo medidas de seguridad sin precedentes y un fervor
patriótico que llegó a su nivel más alto con el homenaje a la
deteriorada bandera de las Torres Gemelas. «En el nombre de una
orgullosa, decidida e iluminada nación, declaro inaugurados los
Juegos de Salt Lake City», dijo Bush, sentado entre el equipo
estadounidense, en medio del delirio de los 52.000 espectadores
presentes en el estadio «Rice-Eccles» de esta ciudad occidental,
capital del estado de Utah y feudo de los mormones.
Antes, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, aludió en su discurso a la «horrible tragedia» vivida por el pueblo estadounidense el 11 de septiembre y subrayó que «permanecemos unidos» a él en la promoción de «nuestros comunes ideales y en la esperanza por la paz mundial». Rogge, en sus primeros Juegos como presidente del COI, recordó a los deportistas que un campeón es alguien que «respeta las reglas, rechaza el dopaje y compite en el espíritu del juego limpio». Por su parte el presidente del Comité organizador, Mitt Romney, obispo mormón, agradeció a los atletas por honrar la vida en este momento tan amargo de la historia.
Los espectadores pagaron 885 dólares para asistir a una ceremonia de dos horas, que costó 38 millones de dólares, y que contó con la actuación de Sting y del Coro del Tabernáculo mormón, danzas y ofrendas de miembros de las cinco tribus indias de Utah que invocaron buenos augurios para los 2.531 atletas, récord de los Juegos de Invierno. El acto, que se calcula tuvo una audiencia mundial de 3.500 millones de espectadores, llegó a su momento culminante cuando entró en el estadio la famosa bandera hallada entre las ruinas de las Torres Gemelas, llevada por ocho deportistas olímpicos estadounidenses y bomberos y policías de Nueva York. Bajo un emotivo silencio, los portadores de la bandera, caminaron lentamente y se detuvieron en el centro de la pista para escuchar la interpretación del himno nacional norteamericano.