Carlos de Torres - FRANCIA
Karsten Kroon, del Rabobank, firmó el festival holandés el día de
la Fiesta nacional francesa al ganar la octava etapa disputada
entre Saint Martin de Landelles y Plouay, de 217 kilómetros, en la
que sus compatriotas Serveis Knaven y Erik Dekker le acompañaron en
el podio como segundo y tercero, y el español Ígor González, del
ONCE conservó el jersey de líder. Kroon, de 26 años, se llevó los
laureles entre los siete corredores que rentabilizaron una escapada
de 109 kilómetros y aprovechó el oficio de su compañero, vencedor
de la Copa del Mundo, Erik Dekker, para ganar al esprint con un
tiempo de 4h.36.52.
Dekker, en baja forma después de sufrir una fractura de fémur en la Milán San Remo, se descolgó varias ocasiones en los diez últimos kilómetros y cuando parecía en fuera de juego se reincorporó al grupo, fue tercero y preparó el esprint para Kroon, quien inauguró su palmarés en el Tour. El Rabobank hizo valer la superioridad en la fuga. El pelotón, ajeno a peleas innecesarias, salvó el día con tranquilidad, el ONCE Eroski sigue con Ígor González de amarillo y no hubo caídas, algo digno de celebrarse tras las accidentadas jornadas precedentes. Robbie McEwen dio tiempo al grupo principal a 1.55 del ganador. La general no sufrió alteración alguna en espera de la contrarreloj individual, en la que los favoritos deberán asumir el protagonismo de la carrera y se perfilarán las posiciones camino de la montaña. El estadounidense Lance Armstrong partirá en la etapa cronometrada octavo en la general a 34 segundos de Ígor González.
En la celebración del 14 de julio, tres franceses, Hinault (Credit), Renier (Bonjour) y Augé (Delatour), un trío holandés, Kroon y Dekker (Rabobank) y Knaven (Domo) y el lituano Belohvosciks (Lampre) saltaron en el km. 108 con permiso del ONCE y demás equipos de los favoritos, como el US Postal. Los siete intrépidos de la fuga entraron en el circuito Jean Yves Perron de Plouay, escenario del Mundial de 2000, con 25 kms. hasta meta y menos de cuatro minutos de adelanto. En la ciudad de la bicicleta y de las ricas crepes empezaron los ataques en cabeza, con Erik Dekker en la iniciativa. Dekker desbordó su experiencia e inteligencia cuando parecía que se hundía sin remisión y se empeñó en prestar un servicio impagable a su compañero de equipo. Sin encontrar la forma de despegarse, los siete protagonistas se jugaron la carrera en un selecto esprint en el que finalmente Kroon fue el más rápido.