Efe|ESTOCOLMO
Los cuartos de final del Europeo 2003 han colocado a España ante
otro desafío de enorme importancia, por un lado, para su futuro
inmediato en el campeonato sueco y, por otro, para su presencia en
el próximo gran compromiso internacional, ya que va a jugarse las
semifinales y la posibilidad de plantarse en Atenas 2004 a un solo
partido contra Israel. El equipo hebreo, una de las selecciones más
impredecibles del panorama continental, es el rival que le ha
tocado en suerte a la selección española para la cita clave del
torneo, la que encierra la llave de acceso a la ronda por los
metales y, al mismo tiempo, la oportunidad de adjudicarse uno de
los tres pasaportes olímpicos que están en juego en este Europeo
(Hoy, Globe Arena; 21.00).
Los jugadores y los técnicos españoles esperaban enfrentarse a Eslovenia, pero el conjunto ex yugoslavo perdió en la eliminatoria de cuartos de final en una nueva demostración del atípico carácter del cuadro dirigido por Muli Katzurin, un técnico con más de treinta años de experiencia en equipos como el Maccabi Tel Aviv y seis al frente del equipo nacional hebreo que la próxima temporada dirigirá al Slask Wroclaw polaco y que antes de viajar a Suecia tuvo que sofocar una auténtica rebelión en su vestuario.
Katzurin expulsó del equipo a Lior Lubin por la falta de entrega del jugador en los entrenamientos y al ex capitán, Gur Shelef, que también le plantó cara para mediar por su compañero. Al final, Shelef pidió disculpas públicamente y el técnico le readmitió en el equipo, aunque le relegó de la capitanía. Después de todo, la selección israelí ha disputado la primera fase del Europeo en la sede de Norrkoping, donde acabó tercera del Grupo B después de caer en la jornada de apertura ante Alemania (86-81) y en la segunda frente a Lituania (62-94) y de ganar, en la tercera y última, a Letonia (91-75) antes de eliminar a Eslovenia por 76-78 en el cruce de octavos disputado en la ciudad de Lulea.