Miguel Luengo|SEVILLA
Para Juan Carlos Ferrero la final contra Estados Unidos del próximo
fin de semana en Sevilla es algo especial. Es el único jugador
español que va a participar en una tercera final de Copa Davis y
pese a que no ha sido ésta su mejor temporada aseguró, que si no
está en condiciones, él será el primero en ceder su sitio. El
tenista valenciano es el principal foco de atención en las sesiones
preparatorias del equipo español. A los malos resultados del curso
se le está uniendo un preocupante bajo rendimiento en los
entrenamientos en La Cartuja. Es el número dos del conjunto
nacional aunque advierte que podría ceder su puesto a otro
compañero. Teniendo tan cerca la posibilidad de ganar, una de las
cuestiones que se está planteando en Sevilla es si podrán más sus
ganas de apuntarse la victoria o su sentido común si no se
encuentra al cien por cien. Ferrero asegura que «hay que ser
honesto consigo mismo, y si uno no está bien y no está seguro de
hacerlo bien, yo seré el primero que dirá que no estoy para jugar y
que juegue otro».
El tenista valenciano es el único componente del actual equipo que ha jugado dos finales ya. El número dos del equipo español piensa que le servirá principalmente porque «ya sabes lo que vas a sentir en una final. Sabes lo que vas a sentir en una final que has ganado y sabes lo que vas a sentir en una final que has perdido. Eres consciente de lo que vas a afrontar en las dos situaciones. Tengo la suerte de poder jugar una tercera final y voy a tener muchísima experiencia». Las finales de Barcelona 2000 y Melbourne 2003 tienen poco en común, pero Ferrero manifiesta que aprendió de las dos. «Las situaciones son totalmente distintas: una fue en casa, y la otra fuera de casa. La primera, del Palau Sant Jordi, la jugué con 20 años, y la otra con 23. Yo creo que me sirvió un poco más la que perdimos, porque la que gané, todavía era muy joven, y no sabía muy bien lo que habíamos hecho, y sin embargo en la de Melbourne me di cuenta que habíamos dejado escapar algo que teníamos mucho cariño».
Después de esta temporada, quizás la peor de su carrera, el valenciano tiene «muchísimas ganas de empezar la temporada que viene, es como si tuviera sangre nueva. Jugar esta final de Copa Davis es una motivación extra que coges a final de año y tengo mucha ilusión para que llegue la siguiente y quitarme el mal sabor de boca con que acabé el torneo de Madrid. A pesar de partir como favoritos, Ferrero considera que perder no sería un fracaso. «En cinco años hemos jugado tres, así que tampoco hay que exagerar las cosas. Me exigiré lo máximo a mí mismo y estoy seguro que todos harán igual para que podamos ganar». El valencino finalizó diciendo que «en teoría somos mejores en este tipo de pista, pero ellos también son buenos jugadores y pueden ganarnos en dobles. Su pareja tiene experiencia y es la número uno del mundo».