Europa Press
El Open de Australia, el único Grand Slam en donde los españoles no
conocen el triunfo, volvió a ser hostil para los intereses la
'Armada' después de la eliminación de Rafael Nadal, en octavos, que
le deja sin representantes. Lleyton Hewitt volvió a convertirse en
el verdugo del tenista de Manacor, al que ya había ganado en la
edición anterior, después de un intenso partido que se decidió por
7-5, 3-6, 1-6, 7-6 (3) y 6-2 en 3 horas y 53 minutos.
El australiano se impuso en un partido que decantó a su lado gracias a su espíritu combativo, a su experiencia. Así lo demuestran los números. El español consiguió más 'breaks', seis por cinco de su rival, cometió menos errores no forzados, 49 por 61, y tan sólo dos puntos menos que Hewitt, 152 por 154. También el factor físico impidió a Nadal convertirse en el cuarto español que se cruzaba en su camino en Melbourne. Un cansancio que se hizo más patente en el tenis de Nadal en el tramo final del cuarto set y en el quinto y definitivo.
Hasta ese momento el español había sido mejor que el australiano. Nadal, después de caer en el primer set, reaccionó con coraje. Fiel a un carácter parecido al de Hewitt fue imponiendo su tenis electrizante y de exigentes intercambios. Lo acusó el australiano, que vio como tuvo que ser atendido en su muslo derecho. Sin embargo, cuando la amenaza de una temprana eliminación parecía volver a cernirse sobre la figura de Hewitt este respondió a Nadal con la mismas armas mostradas hasta ese instante por el español. Coraje y tesón. Hewitt logró forzar la quinta y definitiva manga después de imponerse en el desempate de la cuarta. Un set final donde el manacorí ya no consiguió desplazarse como había realizado anteriormente. Nadal levantó dos bolas de partido, pero no consiguió hacer lo mismo con una tercera. Finalmente el tesón de Hewitt, tercer cabeza de serie, le condujo por primera vez en su carrera a los cuartos de final del Open de Australia.