La Peña Deportiva ha vuelto a pisar el acelerador y, con su goleada ante el Alaior (4-1) y el tropiezo del Vilafranca ante el Constància (3-0), se aúpa a la cuarta posición de la tabla. Aunque Carlos Simón insiste en que la Peña no está obligada a aspirar al ascenso, los resultados contradicen al técnico y señalan al equipo ibicenco como uno de los más serios candidatos en la lucha por subir de categoría.
El conjunto local hizo ayer los deberes y superó claramente al Alaior, un equipo que lucha por la permanencia y que, en principio, no debía dar muchos problemas a los de Santa Eulària. No obstante, la Peña no realizó un buen primer tiempo y tuvo que esperar a la segunda mitad para resolver el encuentro. Sólo el gol de Raúl rompió el tedio en los primeros cuarenta y cinco minutos, en los que el juego era demasiado trabado y feo por las continuas faltas de ambos equipos. El delantero, en el minuto 11, cabeceó un buen servicio por la banda izquierda de Borja, en una jugada que había nacido en las botas de Alfonso en el centro del campo. El gol no pudo llegar en mejor momento, cuando parecía que el partido podía atragantarsele al equipo de casa ante un Alaior excesivamente defensivo.
A partir de entonces, y a cuentagotas, la Peña dispuso de alguna ocasión para ampliar el marcador, como en un disparo de Emilio desde fuera del área que despejó Kiko (12'), un cabezazo de Espadas a la salida de un córner que salió desviado (40') o un disparo defectuoso de Borja tras un rechace del guardameta visitante (42'). Sin embargo, el equipo ibicenco sí que estuvo más acertado en la segunda parte. Su salida fue fulgurante, con dos goles en apenas cinco minutos. En el 48, Espadas, que estuvo muy apagado durante la primera mitad, emergió para remachar al fondo de la red un cabezazo de Maline y, en el 50, el propio Espadas cedió a Íñigo para que el centrocampista, que una vez más fue el mejor de su equipo, introdujera el balón en el fondo de las mallas. El 3-0 ya dejaba totalmente sentenciado el encuentro, aunque la Peña no se conformaba y seguía volcada en el área contraria.