Iván Muñoz
Sin brillo pero con eficacia, el Eivissa se impuso al Vilafranca
para sumar tres puntos que le permiten recortar la distancia que le
separa de los puestos de promoción y, lo que es más importante,
mantener viva la ilusión por conseguir meterse entre los cuatro
primeros. Cualquier resultado que no hubiera sido la victoria local
habría puesto nervioso a más de uno, porque el Vilafranca hizo poco
o nada sobre el terreno de juego. Pero los de Carlos Simón supieron
sacar con oficio el partido adelante, en gran parte gracias al
acierto de Jorge, que fue el autor de los dos goles que ayer
subieron al marcador.
Y eso que no empezó bien. Cierto paralelismo se puede trazar entre el delantero y el equipo, que en los primeros minutos se mostró algo nervioso e impreciso al intentar poner en apuros a los mallorquines. El Eivissa dominaba, pero sin el temple necesario para llegar a puerta con claridad. De la primera media hora, sólo un balón bien centrado por Pepe al área que nadie consigue rematar se puede destacar entre las jugadas del equipo bermellón. Tampoco es que el Vilafranca hiciera mucho, pero aún así a punto estuvo de dar un susto en Can Misses, como cuando Victor midió mal al entrar a un rival y permitió a Valiente irse sólo hacia la portería. Afortunadamente, el mediocentro mallorquín no destaca por su habilidad con el balón. Sí por su dureza y su mal perder, como demostraría en el minuto 94 pegándole una patada a Jorge sin ton ni son en el medio del campo que obligó al delantero a salir de Can Misses cojeando. Y a él a irse a la caseta unos segundos antes que el resto de sus compañeros.
Pero gracias a que eso sucedió al final el público pudo ver como el delantero enviaba de media chilena a la red un balón centrado por Pepe y cabeceado hacia atrás por Victor. Faltaban 6 minutos para el descanso. O como en el minuto 65 de la segunda parte batía con frialdad a Rafel tras recibir un precioso pase raso de Suso que le dejó completamente solo delante del portero. El mediocampista había salido en la reanudación para sustituir a Pepe y terminó siendo el jugador más destacado gracias a su omnipresencia y facilidad para desbordar a la defensa mallorquina. Llegará a ser imprescindible.
El Vilafranca en ningún momento ofreció visos de reacción, a excepción de un par de tiros lejanos, uno de los cuales obligó a Vicente a estirarse tanto como para hacerse daño. Sólo un juez de línea incapaz de seguir el juego privó al Eivissa de ampliar la ventaja.