Luis Villarejo|KAMEN
Una breve conversación que mantuvieron Luis Aragonés, seleccionador nacional español, y Raúl González, capitán del equipo, al término del entrenamiento, originó un debate en un sector de la prensa pues algunos entienden que hubo frialdad entre ambos. Ayer sábado los suplentes, entre los que se encontraban Salgado, Raúl y Albelda, ganaron 2-0 a los titulares en el «partidillo» matinal. Para algunos, Raúl se entrenó con el gesto muy serio. Para otros, es su semblante habitual, el de un jugador que se entrena sin sonrisas y que lógicamente no puede estar feliz al no salir de titular en el debut del Mundial ante Ucrania. Luis Aragonés, aunque observa cómo todos sus movimientos, charlas y consejos son televisados, interpretados y escrutados con lupa por las decenas de cámaras y periodistas, mantiene los ensayos a puerta abierta desde que llegó a la concentración de Kaiserau. Y nunca se ha planteado entrenar a puerta cerrada.
Un gesto similar que protagonizó con Cañizares, hace apenas dos semanas, creó una polémica virtual, pero polémica al fin y al cabo que desvió la atención. Ahora, con Raúl como protagonista, puede ocurrir lo mismo. En otro orden Aragonés puede estar satisfecho porque ayer los presumibles jugadores suplentes tumbaron a los once que salieron en el debut del Mundial ante Ucrania. Todo el mundo está tenso. Nadie quiere perderse los partidos que restan del grupo -Túnez y Arabia Saudí- y la intensidad subió ya ayer en un ensayo donde los internacionales que comenzaron en el banquillo «el primer día» fundieron a sus compañeros en todos los aspectos del juego.
En goles (2-0), marcaron Reyes y Albelda. Y en aptitud. Cañizares, Salgado, Juanito, Marchena, Antonio López; Iniesta, Cesc, Albelda; Joaquín, Raúl y Reyes se dieron un festival. Luis paró en un momento determinado y estableció su peculiar concurso de faltas. Luis cuida todos los detalles. Que esta selección está trabajada es algo claro. Luego se podrá ganar o perder. Pero que hay un plan, eso es evidente.