Luis Villarejo|MADRID
No fue un buen dia. El regreso desde Alemania antes de tiempo dejó mal sabor de boca en el seno de una selección española que ponia fin a un nuevo sueño de la mano de un viejo conocido: Francia. Ahora, el futuro plantea otros retos que pasan por la Eurocopa de 2008 y, por qué no, el Mundial de Sudáfrica. Pero eso será dentro de cuatro años.
La vuelta. España regresó a Madrid en grupo, en el mismo avión y con uniforme oficial. Algo que no ocurrió en la última Eurocopa en Portugal, donde tras quedar eliminados la mayoría se fue de vacaciones desde Lisboa y muchos jugadores incluso volaron en bermudas. Esta vez se cuidaron todos los detalles. Llegaron a España todos juntos dando sensación de equipo serio. Desde el día de la salida al regreso, todo la logística funcionó a la perfección.
Una desilusión. España viajó durante el Mundial con un lema en su autobús que invitaba al primer día al optimismo. «Un país, una ilusión», se leía en su carrocería. Fue un espejismo que duró tres partidos. Al cuarto, cuando comenzó el Mundial auténtico, con Francia como rival, España no dio la talla. Al final, en resumen, «Un país, una desilusión». Un lema que resume otro desencanto.
Los cambios de Luis. Luis Aragonés siempre tuvo un plan. Supo a lo que jugar. A toro pasado es fácil hablar de desacierto. Pero apostó con valentía por una idea del juego apropiada al perfil de futbolistas que ha dado esta generación de inicios del siglo XXI. Sin embargo, el invento de los jugones, -Xavi, Xabi Alonso, Cesc Fábregas- una definición que no gusta a muchos futbolistas, a la hora de la verdad tampoco funcionó en una gran competición. Ni Torres ni Villa ni Luis García dieron un golpe encima de la mesa en el partido clave. Torres fue determinante en la primera fase. Pero luego ni él ni ninguno de los debutantes en este Mundial aprovechó el escenario del Mundial para subir un peldaño más en el escaparate.
Hombres contra niños. Es la reflexión final del partido clave que jugaron Francia y España en los octavos de final. Barthez, Thuram, Vieira y Zidane se comieron a los juveniles españoles. Como suele decir Luis, Francia y muchos otros países saben competir. Con el 1-0 del primer tiempo a favor, España debe dormir el partido y no permitir el empate en un momento clave, antes del descanso. Con el 1-1 de Ribéry se acabó el partido. Francia era el ganador. Sin ir por delante aún en el marcador.
La experiencia. De los internacionales expertos el que más jugó fue el capitán Raúl González. Hizo el gol decisivo ante Túnez (1-1). Jugó en los cuatro partidos, pero en todos medio tiempo. Menos suerte tuvieron Cañizares, Michel Salgado y Albelda. Estos dos últimos, pesos pesados del equipo antes de viajar al Mundial, se conformaron con un papel testimonial ante Arabia Saudí. En general, el papel de los futbolistas más antiguos del equipo, incluido el del capitán, Raúl, fue secundario.
Confianza. No le gustó la idea a Luis de jugar con bandas y durante el campeonato, así lo demostró el seleccionador. Reyes jugó de titular el partido contra Arabia Saudí. Joaquín salió de revulsivo, pero de inicio nunca contó con el beneplácito del técnico. La lesión de Vicente antes del Mundial ayudó a Luis Aragonés a ratificar el cambio de estilo en el equipo nacional de cara a Alemania.
A balón parado. Fue lo mejor de España en el Mundial. Las acciones a balón parado las ensayó Luis en los entrenamientos. Eso sí, a puerta abierta. España nunca cerró las puertas a nadie. Aún así, un córner y dos faltas, dos acciones de estrategia, dieron goles ante Ucrania y Arabia Saudí respectivamente. Sin contar, los penaltis de Torres y Villa.
Cesc, lo mejor. Nunca se asustó. Y a sus 19 años lo dio todo en los partidos que Luis le necesitó. Es una apuesta de futuro, un chico que se ha ganado un sitio en los entrenamientos y en su excepcional temporada en el Arsenal. Ayer ante Francia fue el mejor jugador español en el campo.
Nuevos tiempos. Ni Pernía ni Senna jugaron la fase de clasificación. Sin embargo Pernía y Senna ilustran los nuevos tiempos de la sociedad española. No serán los últimos futbolistas nacidos fuera de España que van a poder vestir la roja. Los dos tuvieron un comportamiento ejemplar en la concentración.
La afición española. Es algo hermoso. Ver a 20.000 personas de media en cada partido. España es tras Alemania la selección que más hinchas ha tenido en directo en los partidos del Mundial. El perfil medio del aficionado, según datos que maneja la Federación, es de un joven entre 15 y 30 años, que se deja el alma para apoyar a su país. Sólo un pero al ardor de la juventud: no se puede silbar un himno en un campo de fútbol. El pasado martes, los franceses se enfadaron y con razón. No era la forma de empezar mejor el partido.