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Fútbol/Mundial de Alemania

Brasil y Francia desempolvan los libros de historia

Los dos últimos campeones del mundo reeditan la final de 1998 en uno de los partidos con más morbo de la competición

Hernán Bahos Ruiz|FRANCFORT
La selección de Francia se preparó en la ciudad de Hamelin con una especie de flautista mágico, Zinedine Zidane, que esta noche vuelve a amenazar el avance de Brasil a los cuartos de final del Mundial liderado por un predador de marcas goleadoras, el madridista Ronaldo.

El cuento futbolístico se repite ocho años después, no en París, esta vez en Fráncfort, para alegría de los amantes del fútbol y delirio de quienes alimentan con morbo historias de revanchas.

Brasil y Francia llegan en Alemania a otra decisiva instancia que obligatoriamente hace evocar los partidos en cuartos de final de México'86 y en la final de Francia'98.

Ambos desenlaces favorecieron a los bleus y han dejado a los canarinhos, aunque ellos se empeñen en negarlo, con un mal sabor de boca, toda vez que su última victoria se produjo hace 14 años. Más de 180 millones de brasileños exigen la revancha.

Brasil, que aún no ha alcanzado su mejor forma en el juego de conjunto, ni Ronaldinho Gaúcho, el mejor del mundo, ha demostrado de lo que es capaz en el Barcelona, construyó hasta ahora la imagen de implacable, a juzgar por los diez goles marcados en cuatro partidos.

En forma
Uno de los tres conseguidos el 27 de junio en Dortmund fue obra de Ronaldo, desde entonces el máximo goleador de la historia del torneo, con 15 dianas, una más que el alemán Gerd Mueller.

Aunque siempre criticada, la defensa apenas encajó uno.

La selección gala se había jurado mejorar a medida que avanzara el Mundial, y su actuación más convincente hasta el momento fue en octavos de final, contra España, que hasta entonces estaba en la boca de todos por su convincente desempeño en la fase de grupos.

Los franceses doblegaron a España al remontar con tres tantos un penalti y la nota mayor la dio al final Zidane, «el flautista» que se prepara en Hamelin, histórica localidad en el norte germano.

Si hasta la jornada pasada muchos veían a Zidane camino del retiro, a Ronaldo los escépticos lo seguían viendo gordo. Hoy el panorama vuelve a ser el mejor para ambos.

En la final del 12 de julio de 1998 el francés representó la gloria al marcar dos de los tres goles y conducir con maestría a una selección que llegaba desacreditada. El brasileño forzó la tragedia, pues las convulsiones que sufrió horas antes del partido minaron su rendimiento y terminaron por traumatizar a sus compañeros.

EFenómeno dice haber olvidado aquél drama y confía en ratificar su fase de ascenso. Y Zizou encara el nuevo partido como una nueva historia que vale la pena vivir sin miradas al pasado.

Zidane estuvo ausente en el entrenamiento matutino del jueves debido a un golpe que recibió en una pierna en el último partido, pero su dolencia no reviste preocupación.

El departamento médico también trabaja para recuperar de una molestia no especificada al defensor Gael Givet, que tampoco se entrenó y descansó en el alojamiento de la selección en Aerzen.

Otro jugador que está en la heladera es Willy Sagnol, quien compareció al centro de entrenamiento de Hamelin, pero apenas corrió en el comienzo y luego hizo trabajos recreativos.

El jugador del Bayern Múnich se queja de dolores en el pie derecho que aparentemente no amenazan su alineación, aunque en los últimos días se vio muy activo a Mikael Silvestre.

En la hipótesis de que Sagnol no llegue bien al partido, Silvestre podría presentarse como una alternativa: ocuparía el puesto de lateral izquierdo, Eric Abidal pasaría a la zaga con Lilian Thuram y William Gallas sería el lateral derecho.

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