Iván Muñoz
Hay expectación por ver de qué será capaz este nuevo Eivissa, pero parece que habrá que esperar para conocer el verdadero potencial de este equipo. Porque el partido de ayer, el primero de liga que se jugaba en Can Misses esta temporada, no permite extraer demasiadas conclusiones. Es el bermellón un equipo totalmente nuevo, donde sólo la presencia de Fofi en el once inicial recordaba al que fue el año pasado, y la falta de rodaje se hace evidente. Y la presión. Después del pobre debut de la semana anterior ante el Montuïri, el Eivissa no podía permitirse otra cosa más que la victoria. Un trámite que cumplió aunque no convenciera con su juego, plano y bastante previsible a pesar de la indudable calidad de la mayoría de sus hombres. Aburrió el encuentro casi en su totalidad, pero sobre todo en los primeros minutos. No hubo nada de emoción hasta el minuto 15, cuando Peña fue derribado en el área sin que Reus Vidal señalara la reclamada pena máxima. El Eivissa no era capaz de hacerse con el gobierno del balón, y cuando lo conseguía era de una manera plana, con una circulación horizontal y sin que sus centrocampistas entraran en juego. Era evidente cierta ansiedad que seguramente habría ido en aumento si no hubiera llegado el gol en el minuto 20. Isi colgó el balón de saque de falta para que Julien, ya goleador la semana pasada, rematara de cabeza. Hablaba Elcacho de la importancia de las jugadas a balón parado y de los puntos que pueden dar o quitar a final de temporada, y ayer al Eivissa le permitieron sumar.
Un encefalograma del partido habría dado como resultado una línea plana a pesar del gol, aunque en los últimos minutos cambió levemente. Juan Vidal debería haber sido expulsado tras la brutal entrada que cometió sobre Peña. Al final se iría antes de tiempo al vestuario, pero fue en el minuto 70 tras ver la segunda amarilla. Mientras tanto el Santanyí avisó en dos ocasiones al conjunto local por mediación de Rueda, una de ellas con un tiro al palo, y hacía pensar que se vería una segunda parte movida. Nada más lejos. En la reanudación los dos equipos continuaron con su imprecisión. Fue Isi en el minuto 60 el autor del primer disparo a puerta tras una buena actuación de Julien, pero Linares se encargó de despejar. No daba el Santanyí sensación de peligro, pero volaba sobre Can Misses el recelo propio de las ventajas exiguas. Hasta que Rial finiquitó el partido en el 80 convirtiendo un penalti cometido sobre Rubén Soler.