Iván Muñoz
Cinco partidos no son nada. Demasiado pronto quizás para emitir juicios definitivos, pero el tiempo suficiente para empezar a tener ciertas cosas claras acerca de este Eivissa llamado a hacer algo grande esta temporada. Como, por ejemplo, que el potencial que aglutina el conjunto bermellón es bastante superior al que pueda tener cualquier equipo de la categoría. O cuáles serán los hombres que marcarán en más de una ocasión la diferencia. El conjunto bermellón no termina de encontrarse con el juego deseado, pero empieza a mostrar maneras. Mientras tanto, echa mano de la marcha de más que tiene con respecto a sus rivales para ganar partidos. Y ésta no es otra que la calidad. Sobre todo la de un Julien Hornuss en racha que ayer volvió a marcar gracias a la sociedad que formó con Raúl Garrido, relegado al banquillo hasta el minuto 60.
La SD Eivissa mostró durante los primeros quince minutos de ayer la mejor cara ofrecida hasta ahora en Can Misses. Siguiendo las instrucciones de Luis Elcacho, el equipo movió bien el balón y buscaba bien el dos contra uno en banda para intentar el desborde. Todo ello añadido a la seriedad defensiva que dan Buti y Castillo en la defensa. Los pocos intereses ofensivos mostrados por el Manacor permitían a José y Alfonso colaborar en la construcción desde los laterales, aunque éste no muestre desde esta posición la misma capacidad de desborde que cuando juega como interior por razones obvias. Lástima que el ímpetu inicial se fuera apagando paulatinamente hasta llegar a la misma situación que de costumbre: espesura en el centro del campo y pocas referencias en el último tercio. Berto, que ayer formó pareja con Rial en la zona ancha en sustitución del dúo Xavi Grácia-Raúl Garrido -el primero lesionado y el segundo por decisión técnica-, no contribuyó demasiado a la creación. Mientras tanto, Julien actuaba demasiado lejos de la portería y Peña apenas aparecía. Sólo lo hizo al cabecear un balón centrado por José tras una progresión por la banda en la que fue la única ocasión de la primera mitad.
Se esperaban cambios tras el descanso, pero Luis Elcacho no movió ficha. Así que sobre el terreno de juego prácticamente todo siguió igual. Julien remató mansamente un centro de un Rial que da gran consistencia al medio del campo defensivamente en lo único destacable hasta el minuto 52. En este momento sucedió algo que pudo cambiar el rumbo del partido: Julien fue derribado en el área contraria en un reclamado penalti, acción que se repetiría minutos después en el otro campo con caída de Nico. El colegiado, mal siempre, no señaló nada.
Es en el minuto 60 donde podemos establecer el punto de inflexión del encuentro: la entrada de Raúl Garrido por Berto. El centrocampista, que estuvo lesionado al principio de semana y que fue reservado por una mezcla de precaución y decisión técnica, desplegó su enorme potencial y se erigió en referencia para la construcción.
Xavi debió ser expulsado por derribar a Julien en ocasión manifiesta de gol antes de la conexión de talento que decidiría el encuentro. Garrido encontró al francés para que este se revolviera en el área y una vez más, matador, diera los tres puntos al Eivissa.