Carlos Vidal
Hoy, como dice la canción, puede ser un gran día. El Eivissa, quince años después de su último ascenso a Segunda B, tiene la oportunidad esta tarde de regresar a la categoría de bronce del fútbol español. La oportunidad es única y pocos piensan que se puede escapar, a pesar de los mensajes de cautela que, desde el club, se han mandado a lo largo de toda la semana. Sin embargo, el 0-2 conseguido en el partido de ida disputado en tierras aragonesas y las ganas de ser grande de un club al que la Tercera se le queda pequeña llaman al optimismo.
El partido, eso sí, se presenta mucho más plácido que el de hace quince días ante el Sporting de Gijón B. En esa ocasión, el equipo había perdido 3-0 en la ida y se tuvo que echar mano de la épica y de una dosis de suerte, con un gol de Rial en el minuto 92 y con el meta José Antonio insuperable en la tanda de penaltis, para eliminar a los asturianos. Ahora el ambiente es completamente diferente, y es que el 0-2 conseguido en Andorra coloca a los de Luis Elcacho como claros favoritos, aunque nadie quiere lanzar las campanas al vuelo y la consigna es no confiarse.
No obstante, todo está preparado para que el encuentro sea, más que nunca, una fiesta. La directiva espera que en Can Misses se ponga el cartel de no hay billetes y se confía en que el campo siga siendo un fortín para el equipo, que no pierde en casa desde hace 15 meses. El ambiente y el colorido están asegurados, sólo falta que el Eivissa cumpla los pronósticos y cierre la temporada con la victoria y el ascenso.