Patricia Rodríguez|LONDRES
El suizo Roger Federer, número uno del mundo, hizo ayer historia en la final de Wimbledon al derrotar al mallorquín Rafael Nadal por 7-6 (7), 4-6, 7-6 (3), 2-6 y 6-2, e igualar el récord que hasta la fecha tenía el sueco Bjorn Borg al encadenar su quinto título consecutivo. El helvético impuso su autoridad en tres horas y 45 minutos, en la segunda final seguida que disputan en este torneo las dos primeras raquetas del mundo.
La Central abarrotada. La raqueta letal del número uno del mundo contra el número dos. El mismo ritual del año pasado: las fotos, los saludos, el traje blanco de Federer. Era mucho lo que había en juego. El suizo, centrado en inscribir su nombre en la historia e igualar la hazaña del sueco Bjorn Borg, presente en el palco de autoridades , sumando el quinto trofeo consecutivo en el All England Tennis Club. El mallorquín, con la intención de sellar su reto particular: ganar Roland Garros y Wimbledon en la misma temporada, como hicieron Rod Laver y el mismo Borg.
Comenzó sirviendo el suizo, con la elegancia de siempre y con un revés liftado impecable. Con la clase innata de los grandes. El helvético resolvió su servicio sin problemas y se anotó la primera rotura en el segundo juego. Un aviso. Resolvió su saque en el tercero para ponerse en 3-0.