Óscar GonzálezVIENA
La selección española de Luis Aragonés hizo realidad el sueño de varias generaciones, derrotó a Alemania en la final con un gol de Fernando Torres y se proclamó campeona de Europa, para acabar con 44 años de frustraciones, para instalar al fútbol español, al fin, en la cumbre.
Convencidos de estar ante una ocasión histórica, los jugadores españoles no fallaron en la última etapa antes de la gloria y superaron a una selección alemana que no opuso más que físico, frente al derroche técnico de un grupo que, gracias a la dirección de Aragonés, ha plasmado con este título el futuro halagüeño que se le aventuró en juveniles.
Y eso que, con el respeto que impone una final y el temor al error en el cuerpo frente al paradigma de la eficacia, la selección española lo pasó mal en el cuarto de hora inicial. Agarrotada, estrangulada en la salida del balón, gracias a la presión de un equipo germano con las líneas bien juntas, España cedió las primeras ocasiones al rival, sobre todo una a los 3 minutos en un error en el pase de Sergio Ramos que no supo aprovechar Miroslav Klose.
Pero, casi por casualidad, llegó la primera ocasión en el área alemana y ahí cambió la suerte del encuentro, porque España se soltó y el conjunto de Joachim Low empezó a temer, sabedor de que su defensa es de cristal y que el portero tampoco ofrece muchas garantías. Fue un centro de Andrés Iniesta que Cristoph Metzelder casi introduce en su meta, en el minuto 14. Un aviso suficiente para que el equipo de Aragonés comenzase con la circulación del balón que tanto temen sus adversarios y los centrales alemanes empezasen su calvario frente a Torres. «El Niño» resurgió en el partido decisivo, para poner en evidencia los males del centro de la defensa alemana, donde Metzelder y Per Mertesacker aportan tantos centímetros como poca cintura. Primero, fue un remate de cabeza al poste, tras un pase de Sergio Ramos (m.22) y, once minutos después apareció de nuevo Xavi Hernández.