La crisis de la vivienda en Ibiza es tan grave que ninguna de las soluciones aportadas hasta ahora ha logrado que se atenúe. A la vivienda libre solo tienen acceso los compradores extranjeros y la de promoción pública tiene unos plazos que cumplir. Ante este panorama, el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, considera que ya «no valen medias tintas». Y pone sobre la mesa una alternativa que hasta ahora nadie se había atrevido a plantear.
«Se trata de entender que esta isla es finita, que tiene límites, que no puede crecer de manera infinita en población», ha explicado en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, «hay que poner medidas claras y contundentes sobre la mesa. Tal vez no se tendría que construir vivienda que no fuese con algún grado de protección, sea vivienda de protección oficial o vivienda a precio limitado». Para Marí, «hasta que no se garantice el derecho a la vivienda de todos los residentes en Ibiza, la vivienda libre tendría que paralizarse o ralentizarse».
El presidente ha subrayado que es necesario tener claro que Ibiza depende del turismo pero si el problema de la falta de vivienda va a más, esto podría provocar que la isla perdiera su «encanto»: «Hay que saber de qué vivimos, dónde vivimos y que, si perdemos nuestro encanto y nuestras raíces, nuestros entorno, lo habremos perdido todo. Luego sobrará vivienda y sobrará de todo».
Vicent Marí tiene claro que, en el caso de Ibiza, el problema del acceso a la vivienda está estrechamente relacionado con el turismo. Por ello cree que hay que lograr un equilibrio «entre el turista y el residente que haga viable que las familias puedan vivir aquí, que sus hijos puedan quedarse aquí». «Si los expulsamos», ha advertido, «nos estamos empobreciendo cada vez más. Hay que adoptar medias serias, claras y contundentes que pasan por garantizar la vivienda a los residentes».
El presidente del Consell también ha señalado que, si Ibiza quiere avanzar, es necesario «cuidar al residente» que «no puede sentirse expulsado de la isla por un sector turístico que crece cada vez más». «El residente no puede convivir con eso», ha advertido, «habrá que hacer sacrificios para lograr el equilibrio y que la sostenibilidad no sea solo una palabra bonita sino una realidad. Y eso significa poner límites y cambiar el rumbo».
En sus declaraciones a este periódico, Marí ha señalado que su propuesta es de momento «una reflexión». Pero ha añadido que es una medida que pone sobre la mesa para analizarla. Y ha concluido: «El problema es muy acuciante y hay que buscar soluciones imaginativas. No todas las medidas son aplicables a Ibiza. Una medida aplicable en la Península no sirve aquí porque somos una isla, con una presión demográfica muy elevada, con estacionalidad… Aquí tenemos problemas todos, no solo la empresa privada. La propia Administración tiene problemas con el personal que hace falta para prestar servicios básicos como la seguridad, la sanidad o la educación. El problema aquí es mucho más amplio. Si no garantizamos la vivienda a policías, guardias civiles y médicos, no tendremos ni policías, ni guardias civiles, ni médicos».
Por de pronto, dejar de construir es encarececer la vivienda a niveles inimaginables. Es de manual, menor oferta, subida de precios. Y construir "a la carta" como sugiere aquí el iluminado, como que es imposible. Ibiza es hoy un parque temático, y no hay solución posible, el daño está hecho y así será recordado estos años de destrucción masiva que ha sufrido la isla.