La vida es sueño y los sueños, sueños son. Ya lo decía Calderón de la Barca. Y qué razón tenía. La SE Eivissa despertó ayer del suyo, el de la permanencia, ante un Terrassa que necesitó menos de media hora para marcar dos goles y poner a los rojillos con los pies en la tierra... o en el infierno. Sí, porque quedan sólo 15 puntos por delante y sigue a diez del puesto de promoción, que alcanzarlo parece una misión imposible hasta para el mismísimo Tom Cruise, máxime si se tiene en cuenta que el conjunto de Can Misses no ha ganado ni un solo partido a domicilio.
«Mi intención es, dado que necesitamos los tres puntos, arriesgar al máximo. Intentaremos salir con todo el arsenal que tenemos en el equipo». Ésas fueron las palabras de Alfredo Santaelena, entrenador del cuadro deportivista, antes del partido. Dicho y hecho. El técnico varió ligeramente el sistema deshaciéndose de un pivote, Jerry, para dar cabida a un delantero más, Pisano. El míster decidió así arriesgar al máximo, porque sólo servía ganar. Pero su gozo se quedó en un pozo, puesto que la táctica no dio el resultado esperado a pesar del espejismo inicial, cuando el ariete italoalemán cabeceó el balón rozando el palo a los 15 segundos.
El conjunto catalán no tardó en hacerse con el mando del partido y a los cuatro minutos dispuso de una clarísima ocasión de gol, cuando Blas se plantó solo ante José Antonio y disparó a sus pies. El juego se tranquilizó a partir de ese momento. El ímpetu inicial desapareció y el Terrassa se vio obligado a probar fortuna desde el exterior con disparos como el de Raúl Torres, que lanzó muy desviado, en el minuto 16. Dos más tarde, el media punta visitante participó activamente en una jugada colectiva de primer nivel, con juego al primer toque y rapidez en el cambio de orientación, para asistir a un José Ramírez que no perdonó con un efectivo disparo cruzado. Can Misses enmudeció, aunque es cierto que se escucharon algunos tímidos aplausos de felicitación para un tanto de muy bella factura.
La alegría estuvo a punto de durarle muy poco al Terrassa, porque la reacción local no se hizo esperar. Dos minutos más tarde, un magistral servicio de Juan Carlos, uno de los que más entrega ponen jornada tras jornada, al interior del área lo desaprovechó Pisano en su remate a la media vuelta. Cosas del fútbol; del 1-1 se pasó al 0-1 en un instante, cuando José Rodríguez cometió penalti en el 26' y Peque no perdonó desde los 11 metros. José Antonio había intentado poner nervioso al jugador del Terrassa dejando libre tres cuartas partes de la portería por su izquierda. No sirvió de nada y el defensa visitante marcó precisamente por esa zona.
Al Eivissa no se le veía fino. Y es que a sus naturales lagunas defensivas se estaba sumando cierta inoperancia ofensiva que le impedía hilvanar jugadas de peligro. De hecho, un manso cabezazo de Raúl Rodríguez a la manos de Relaño en el minuto 31 fue la única acción atacante digna de mención hasta el descanso, al que los catalanes pudieron irse con un 0-3 de no ser por una buena intervención de José Antonio a un lanzamiento directo de falta de José Ramírez.
Todo igual tras el asueto
Tras el descanso, el decorado siguió siendo el mismo y el Terrassa era el que dominaba. La entrada de Ibon Begoña por Joan Castillo, que hizo que Olalla se ubicara de central, por decisión técnica no alteró para nada un panorama cada vez más desalentador al ver cómo rondaba más la tercera diana de los catalanes que el primero de los ibicencos. El cancerbero local tuvo que emular a Mazinger Z al lanzar sus puños fuera para evitar el gol de Raúl Torres en el 51', y Toribio, tras un gran servicio de José Ramírez, se entretuvo demasiado en el 56' y acabó lanzando al cuerpo de un defensa cuando se había quedado solo dentro del área.
A Alfredo no le quedó otra que mover pieza. El técnico hizo un doble cambio natural, dando entrada a Jerry y Súker por Iván García y De Pablos, respectivamente. No sirvió de mucho, si bien es cierto que alguna que otra internada de Diop y Raúl Rodríguez hacían concebir esperanzas de que el empate era posible.
Nada más lejos de la realidad. Las escasas ocasiones de gol de la SE Eivissa no obligaron en ningún momento a emplearse a fondo al portero Relaño, que lo más que hizo fue atajar un pésimo remate de Pisano a dos metros de la boca de gol en el 88' y despejar un lanzamiento directo de falta de Juan Carlos Sanz en el tiempo añadido. Con un bagaje ofensivo tan escaso no es de extrañar que el equipo deportivista se quedara sin marcar en Can Misses por segunda vez en toda la temporada seis meses después de haber empatado a cero contra el Dénia y dejara volar los puntos.