«Tiene tantas medallas y trofeos que hemos tenido que tirar muchos para hacer sitio. Eso sí, eran trofeos de cuando era pequeño y que ya estaban en bastante mal estado», reconoce Àngeles Ruiz, madre de Felipe Vivancos. Tanto ella como su marido, José, posan orgullosos junto a docenas de recuerdos que han ido atesorando a lo largo de la exitosa carrera deportiva de su hijo. «La más especial de todas es quizá la medalla de plata del Campeonato de Europa de pista cubierta de Madrid, que vivimos en directo. Fue muy emocionante», añade su madre. José, por su parte, también elige «la medalla del Campeonato de Europa júnior en Riga, que fue la primera importante que consiguió».
Sobre la mesa del comedor hay alineadas once de las doce medallas que el vallista ibicenco ha conquistado en campeonatos de España absolutos. «Me falta una, la del nacional al aire libre del año pasado, que no sé porqué me he dejado en Madrid», asegura Vivancos. También guarda las ya citadas del Europeo júnior de Letonia de 1999 y la del Europeo absoluto en pista cubierta de Madrid 2005, junto al oro de los Juegos del Mediterráneo de 2004 y más medallas de todo tipo. Entre tanto metal, es difícil elegir. «Por su importancia, me quedo con la del Europeo, porque fue increíble ganarla con el Palacio de los Deportes a rebosar. Luego hay otras muy especiales, como la de los Juegos del Mediterráneo, en la que el Príncipe me colgó la medalla de oro», indica Vivancos mientras enseña la fotografía que recoge ese momento y que sus padres han enmarcado.
En aumento
La colección, además, no para de crecer y ayer, sin ir más lejos, se sumaron la placa y la fotografía antigua que le hizo entrega Lurdes Costa, alcaldesa de Eivissa. «Siempre es bonito que te hagan estos reconocimientos», afirma mientras coge una medalla ovalada. «Ésta es la última que he conseguido en el Campeonato de España bajo techo del pasado mes de febrero en Valencia. Las más antiguas -muestra otra del año 2002- ya se están oxidando y es una pena», añade Vivancos.
En París, hace dos semanas, faltó muy poco para que se llevara otro galardón. «He visto cientos de carreras de mi hijo y la verdad es que las semifinales de París, en donde hizo su mejor marca personal, es una de las mejores que le recuerdo», afirma José. «Claro, siempre te gustan en las que gano», responde el atleta. «No, no, también me gustó mucho la eliminatoria de Atenas», agrega su padre.
Hasta hace poco, sus progenitores le acompañaban en los grandes campeonatos. «Siempre íbamos a verle. Pero desde hace unos dos años más o menos ya lo hacemos menos. Eso sí, cuando viajamos, siempre en barco y coche, porque a mí no me gusta el avión», admite Àngeles. «Hemos corrido mucho detrás de él y, también, hemos pasado mucho frío en la pista de Can Misses», dice José.
Rumbo a los Juegos
Lo que es seguro es que, dentro de un año, esperan presenciar, en directo o por la televisión, la participación de su hijo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. «Seguro que estará ahí. En Pekín estuvo lesionado, pero en los próximos Juegos Olímpicos lo hará muy bien», señala José Vivancos. «Tanto en la televisión como en las gradas se pasan muchos nervios, pero todo sea por verle en otros Juegos Olímpicos», afirma Àngeles. En su casa, por si acaso, ya guardarán un sitio especial por si cae algo en Londres.