«¿Por qué no damos la vuelta a Eivissa a nado?». Así, de repente y sin más, Juanjo Serra, de 39 años, le propuso a su pareja, Beatriz Santos, de 29, toda una aventura. Sin pensarlo dos veces, ella accedió y, entonces, programaron, antes del comienzo de la temporada estival, la manera de hacerlo por etapas, sin fines competitivos ni esfuerzos sobrenaturales, pero esfuerzos al fin y al cabo. El reto, que comenzó el pasado 14 de mayo, llegó ayer a su punto y final, con un tramo entre s'Estanyol y Santa Eulària. La constancia y el empeño llevó a ambos deportistas a cumplir su misión, no sin apuros. Y es que, en su camino, se han visto sorprendidos por ataques de medusas, mareos a causa de la marejada e incluso un amago de abordaje por parte de una lancha. De película.
La aventura contó con 19 etapas diferentes y 53 horas y 43 minutos de duración. La más larga estuvo formada por 10,2 kilómetros, entre Cala d'Hort y Porroig, que la completaron en un tiempo de 3 horas y 55 minutos. Por contra, la más corta contó con 1,7 kilómetros, entre Torre de ses Portes y es Cavallet, con 36 minutos de duración. En realidad, esta última jornada citada constaba de 5,2 kilómetros y tenía a ses Salines como punto de salida, pero se tuvo que realizar en dos días diferentes por motivos climatológicos.
Las etapas se fueron realizando con una periodicidad semanal y con una distancia media de 6.730 metros. La distancia de cada una fue tomada en línea recta y, en total, suman alrededor de 130 kilómetros, si bien se estima que, en realidad, han nadado unos 155 debido a que el estado del mar les obligó a realizar trazadas más largas.
Escasa asistencia
Los dos nadadores realizaron 15 etapas sin ningún apoyo, arrastrando una boya señalizadora de posición, de 10 kilogramos, con una bolsa atada que incluía alimento líquido y un teléfono móvil para emergencias. Las otras jornadas las realizaron con el apoyo de los siguientes piragüistas y colaboradores: Margarita Santos, Víctor Santos, Jordi Torres, Sandra Torrs y Carolina Damico.
Precisamente cuando estaban solos vivieron el tramo más duro de todos, en el que se vieron envueltos por «un mar de medusas exagerado», como apuntó Serra. «Psicológicamente, la etapa más dura fue la de Cala Nova a la Torre de ses Portes, porque nos encontramos un mar de medusas exagerado delante de Tagomago. No podíamos nadar ni hacia delante ni hacia atrás. Estuvimos como una hora dentro de esa marea de medusas. Dos me picaron con fuerza. Bea tuvo más suerte. Nos vimos obligados a tirar hacia delante hasta que vimos un acceso con una cuerda por un acantilado y decidimos salir por patas. Nos estaban machacando. Luego, anduvimos cuatro kilómetros para llegar al coche en medio del bosque, descalzos y con el traje de neopreno», recuerda Juanjo, que también se asustó cuando les rodeó «un banco de atunes». «Pasaban siempre junto a nosotros y, aunque sabes que no te van a hacer nada, impresiona», agregó.
Con todo, aseguran que el esfuerzo mereció la pena y valoraron la aventura. «La verdad es que es una es una buena experiencia porque ves la costa desde dentro del agua y conocer todos los rincones de la Isla es algo muy interesante», afirmó Serra, que se quedó especialmente impresionado con «el norte de Cala Aubarca». «Los acantilados que hay por allí son increíbles. Pasas por zonas en las que no ves nada más que vegetación. Parece que estás en otro planeta», explicó.
Santos también disfrutó mucho con este reto. «Se me ha pasado muy rápido. Cuando hablamos de esto pensé que estaríamos nadando hasta diciembre», bromeó la exciclista, que no ocultó su «respeto al mar». «Me gusta nadar, pero distancias tan largas no me las había planteado. Yo iba con los ojos más abiertos, más pendiente de todo. Juanjo va más relajado, porque tiene más experiencia. Yo, en cuanto se movía algo, ya estaba gritando 'cuidado'», indicó entre risas.
¿Estrecho de Gibraltar?
Ahora llega el turno de buscar nuevos retos. «Nada más acabar la etapa anterior, Juanjo me estaba comentando que podríamos cruzar el estrecho de Gibraltar. Yo dije: '¿Cómo puede ser esto?'», señaló Santos. Tal vez no lleven a cabo esa aventura, pero sí otra, porque, como apuntó la exciclista, «nada es imposible». Pues nada, «a lo que salga». Palabras textuales de Beatriz.
Travesía fallida de Dénia a Eivissa
Juanjo Serra encontró en la natación una vía de escape tras retirarse oficialmente del mundo del triatlón en 1997. Al año siguiente, todavía con el gusanillo de la acción en el cuerpo, decidió llevar a cabo una travesía a nado desde Dénia hasta Eivissa, toda de un tirón. Sin embargo, no pudo completar el recorrido. «Me quedé a 11 millas de la costa de Platges de Comte», dijo. En el año 2006, David Meca sí llevó a cabo un reto muy parecido, pero con Jávea como punto de inicio.
Un pasado en el ciclismo y el triatlón
Juanjo Serra fue uno de los talentos nacionales del triatlón. De hecho, se proclamó subcampeón de España. En 1997 optó por la retirada, si bien actuó en alguna que otra prueba de carácter popular. Eso sí, sin la intención de realizar grandes marcas, sino por el mero hecho de participar. Beatriz Santos también es una amante del deporte. Ella se centró, sobre todo, en el ciclismo. Llegó incluso a alzarse con el título balear de mountain bike.