La Pujada a sa Cala de Sant Vicent, la prueba de rallyes de montaña más emblemática de Balears, ha visto recortado un 50 por ciento su presupuesto en cinco años de tal manera que a punto ha estado de arrojar la toalla y desistir en su apuesta por el espectacular evento del motor.
Los responsables del Automóvil Club de Ibiza y Formentera dieron finalmente el paso pensando en la numerosa afición pitiusa y en conmemorar como se merece el 20 aniversario de la entidad automovilística.
«No podíamos dejar sin Pujada a la afición pitiusa», recordó ayer su nuevo presidente, José Antonio Vázquez, quien no ocultó que el déficit de 20.000 euros que arrastra el club desde 2011 (por una deuda del Govern balear) está cercenando las esperanzas del motor en las islas. Este pesado lastre, junto al acentuado y sucesivo recorte en las subvenciones públicas, se ha materializado en el desplome del presupuesto de una Pujada que cumplirá la próxima semana su vigésimo novena edición, en la que espera alcanzar los 35 inscritos.
En cinco años, el dinero destinado a la organización del evento ha caído un 50 por ciento. Para esta edición se espera rondar los 35.000 euros, de los que unos 10.000 saldrán de las arcas del Consell Insular. Durante los años 2006, 2007 y 2008 –los dos primeros como prueba puntuable para el Campeonato de España– el montante ascendió a 75.000 euros, con un aporte por parte de la conselleria d'Esports cercano a los 35.000.