Las picaduras de medusas y el fuerte oleaje obligaron a medianoche del martes a abandonar el reto solidario al nadador donostiarra Jaime Caballero cuando se encontraba en el ecuador de la travesía entre Jávea y Eivissa. El ultrafondista puso fin al desafío a las 23,30 horas tras cubrir cerca de 25 millas náuticas (casi 40 kilómetros) en poco más de 13 horas de dura travesía. A pesar de no poder culminar su aventura en Cala d'Hort, donde tenía previsto arribar a media tarde de ayer, Jaime Caballero quiso expresar su deseo de mantener viva la iniciativa solidaria en favor de los enfermos de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), para la que se esperan recaudar a través de la asociación ‘Siempre Adelante' alrededor de 9.000 euros.
Caballero se encuentra en Eivissa en perfecto estado de salud. Durante la travesía, el nadador vasco estuvo acompañado en todo momento por el doctor Iñaki Arratibel y por un grupo de apoyo compuesto por ocho miembros distribuidos en una embarcación y sendos kayaks. Su inicio fue fulgurante. Avanzaba a buen ritmo hasta aproximarse al ecuador de la prueba, donde comenzaron los problemas. La fuerte marejada y un banco de medusas hicieron inviable consumar el mayor desafío al que se ha enfrentado el donostiarra, quien ya ha demostrado su coraje completando con éxito retos como el del Canal de La Mancha o el Lago Ness, entre otros.
Relato de una odisea
El nadador atendió ayer a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA con sentimientos encontrados, pero sin perder el sentido del humor. «Estoy apenado y hacemos autocrítica, sin duda, pero acabar no era el objetivo principal, sino dar visibilidad a la enfermedad de ELA y conseguir recursos para quienes la sufren y para su investigación», subrayó Caballero después de explicar los pormenores del mayor reto al que se ha enfrentado en mar abierto: «Las medusas me cosieron y fue el remate para tener que abandonar. Todavía me sigo encontrando picaduras. Cuando entré en una zona llena de medusas me empezaron a picar por todos lados. Me puse boca arriba, acurrucado, pero me pusiera como me pusiera me picaban». Además de los molestos animales marinos, el oleaje jugó en contra del donostiarra y de su equipo de apoyo: «Había muy mala mar. Venían las olas de cara, de proa, de popa... Es lo peor para nadar. Ha sido el reto más duro. No hacía frío, pero el mar estaba muy, muy, muy movido, con olas encontradas. El piragüista volcó dos veces y el viento se lo llevaba».
Caballero, pese a la odisea, tiene «ganas» de «intentarlo otra vez" y cree que con neopreno sería capaz de completar el recorrido: «La mayoría de picaduras están en la zona donde iría protegido con el neopreno y no me habría ni dado cuenta. A estas horas habría llegado seguro. Creo que lo volveré a intentar». El nadador bromeó sobre algunas de las anécdotas de la travesía: «Llevábamos vinagre en el barco para las picaduras. Nunca me había encontrado con tantas medusas. Salí del agua oliendo a ensalada mixta».
El ultrafondista remarcó el carácter benéfico de sus desafíos y quiso agradecer el apoyo que ha recibido de empresas como Bodegas Señorío Villarrica, Suministros Ibiza, Baleària o Pacha, entre otros patrocinadores que han querido respaldar el reto solidario de este aventurero del mar.