Al Gasifred le va a costar levantarse del golpe. El equipo azulino perdió ayer, en su estreno en la temporada de Tercera, ante un Alcúdia al que tenía a su merced. De manera incomprensible, dejó escapar una rante de cuatro goles tras el descanso.
Los pupilos de Carlos Gómez fueron infinitamente superiores a su rival en la primera parte. Llegaron una y otra vez a la portería mallorquina, con dos postes incluidos en los primeros cinco minutos. Al final, los goles cayeron como churros. Blanco, Ernesto y Pani pusieron tierra de por medio hasta que llegó la jugada polémica de la tarde. Un pique entre Óscar y Tarek, que debió ser expulsado por un cabezazo, lo saldó el árbitro salomónicamente con una amarilla para cada uno. Los visitantes, arengados por su entrenador, estuvieron cerca de abandonar el partido. «Vámonos, vámonos», gritaba el técnico mientras agarraba uno a uno a los suyos para meterlos en el túnel de vestuarios. Feísimo.
Finalmente, la sangre no llegó al río y se reanudó el encuentro. Toniet redujo distancias, pero Blanco y Karim aumentaron la ventaja al descanso, que debió ser incluso mayor si los locales hubieran estado más acertados de cara a puerta.
Tras el descanso, el Gasifred, confiado, cambió de portero. José entró por el gran Juanan. Sin embargo, la expulsión de Tarek, que vio la segunda amarilla, y dos tantos del Alcúdia hicieron que Carlos Gómez reculara a pesar de que el meta suplente no había tenido culpa en los goles.
El miedo se asentó en las filas ibicencas. Y con razón. Los mallorquines iban embalados a por la remontada y completaron la gesta.
Los locales apostaron por el portero-jugador en los tres últimos minutos, pero un error en la salida de balón hizo casi imposible la misión de rascar, al menos, un empate. Sebas dio emoción al tramo final con un gol de falta sin barrera, pero Toniet, a falta de ocho segundos, apuntilló a un Gasifred que se estrenó con un sorprendente batacazo ante su afición.