«La gente que no conocía esta prueba se habrá llevado un chasco», decía el ganador de la prueba, Adrián Guirado (17.22) , refiriéndose a la dureza del los cinco kilómetros quinientos treinta metros de la VII Edición de la popular Salsa de Nadal celebrada en Sant Josep. «Sales subiendo cien metros, luego bajas dos kilómetros y medio de bajada y luego sube otros dos que son una locura», indicó Guirado que ha ganado siete de siete populares corridas hasta la fecha. Y aún puede hacer pleno el 31 de diciembre en «la Pujada». Sin embargo, admite que no sabe si las tendrá todas consigo para realizar la gesta. «viene gente de fuera y nunca se sabe», apostilló el atleta del Ample32.
Tras Guirado, Josep Torres (Club Triatlón Ibiza Fanegas) con un tiempo de 17.57 y Eduardo Chordá (Club Automenor Cross Carta), que marcó 18.01, completaron un podio que fue celebrado con bizcochos, plátanos, naranjas y la estrella gastronómica de la prueba: la salsa de Nadal. Una salsa con la que brindó la flamante vencedora en categoría femenina, Indre Barkute (21.44) que confirma el gran momento que atraviesa el conjunto Ample32. «Somos un equipo muy bueno, pero hay que entrenar para poder ganar y no siempre sale bien», explicó tras cruzar la meta por delante de Ana Bella (22.46), del club U-Run, y de Sabi Corral (23.04), del Sa Raval.
La carrera retrasó su inicio casi diez minutos. La multitud de atletas se arremolinó entorno al neumático oscuro que servía de salida (y de meta), pero de ahí no iba a partir nadie. Uno de los organizadores del evento mediante los altavoces, y con cierta ironía, informó a los corredores que tenían que ir más atrás. Los atletas se miraron unos a otros esperando, quizás, que alguien iniciara el movimiento hacia el punto de partida. Cuando, finalmente, iniciaron la marcha, el ‘speaker' se congratuló de ello. «Vamos bien, llevamos veinte metros...», bromeó. Dos participantes se sumaron al ambiente festivo. «Espero que no nos tengan aquí bailando salsa. Ahora ‘pa'lante', ahora ‘pa'tras'», explicó divertido uno de ellos al otro.
Pero en el tumulto también hubo tiempo para otras cosas. Por ejemplo, muchos participantes aprovecharon la desorientación inicial para hacerse fotos y colgarlas, posteriormente, en las redes sociales o para compartirlas por el servicio de mensajería gratuito del móvil. Una vez en la salida, situada a la altura del colegio de Sant Josep, los que suelen competir buscaron la mejor situación para hacerse con la victoria final. El resto hablaba de forma o tenía dispuestos sus dedos en los botones de sus respectivos relojes para controlar las marcas.
El pistoletazo, unido a la cantidad de sonidos de campanilla al pasar por la alfombra que utiliza la empresa Elitechip para controlar los tiempos, hizo que algún que otro espectador despistado buscara refugio en alguna parte ante la avalancha de los cientos de atletas que han participado este año. En total, 351 corredores consiguieron activar su chip al pasar por encima de la mencionada alfombra. Sin embargo, la organización había contabilizado, de forma inicial, 611 inscritos.
Después de subidas y bajadas, lo mejor de la mañana para los valientes que, en vísperas de Navidad, se atreven a mantener el tipo fue la Salsa de Nadal, un mejunje que los organizadores definen como «energía pura» cocida a fuego lento compuesta por caldo de gallina, almendra, huevo, azúcar, sal, canela y especias. Y los atletas, tras el esfuerzo, hicieron cola en el campo de fútbol de Sant Josep para disfrutar de la Salsa de Nadal como lo hacían los galos de las historietas de Astérix cuando esperaban la poción del druida Panorámix. Una hazaña siempre merece una buena recompensa.