Los campos de fútbol de Eivissa y Formentera lucirán este fin de semana un inusual aspecto. Una apariencia gris, huérfana de su ordinario trajín. Los escenarios que habitualmente celebran cada jornada la fiesta del fútbol se exhibirán vacíos, desangelados por la huelga que acomete el balompié balear para exigir una moratoria a la regularización fiscal y laboral que ha emprendido desde el 1 de enero el Gobierno central.
El parón afectará a unos 2.000 jugadores federados de siete categorías, desde prebenjamín hasta sénior, en Eivissa y Formentera. Más de 60 partidos serán aplazados desde hoy y hasta el domingo en las Pitiüses, donde alrededor de 120 equipos se quedarán en sus casas para respaldar la medida adoptada por decenas de clubes que, de prosperar la Ley de Apoyo al Emprendedor, podrían verse abocados a la desaparición.
A nivel balear se calcula que participarán en la huelga alrededor de 25.000 licencias federativas entre jugadores, técnicos y asistentes. Según la previsión que maneja la territorial que preside Miquel Bestard, la jornada aplazada se recuperará durante la Semana Santa en el mes de abril.
La protesta no afectará a las competiciones de Tercera División, tanto en fútbol como en fútbol sala, Liga Nacional juvenil y Liga Autonómica femenina dado que los clubes habían adquirido con anterioridad los billetes para sus respectivos desplazamientos.
Para el delegado de la Junta insular de fútbol, Vicente Bufí, dejar a los chicos sin competir «no es grato». «Es más triste que otra cosa tener que llegar a estos extremos», lamenta el responsable del balompié insular, quien no obstante recuerda que la problemática que destapó en la isla PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA el pasado día 11 «no afecta solamente al fútbol, sino al deporte en general». En este sentido, Bufí considera importante la comunión entre las distintas federaciones deportivas para proteger su viabilidad.
Malas perspectivas
El apoyo que han brindado a los clubes tanto el conseller balear de la materia, Jaime Martínez, como el titular d'Esports d'Eivissa, Rafa Triguero, no aplacan la preocupación del mandatario ibicenco: «Esto depende de Madrid. Es de agradecer que los políticos de Balears hayan entendido la problemática, pero en principio el Gobierno no está por la labor ni de mirar este tema».
Vicente Bufí pierde la esperanza cuando, como reconoce, «escucho al ministro de Cultura y Deportes [José Ignacio Wert] responder a una pregunta de CiU en el Senado que lo único que tienen que hacer los clubes es cumplir la ley». «Cuando oyes esto dices, buah, el deporte base se va a ir...», reniega sin concluir la frase el delegado de la FFIB en las Pitiüses, que ve «difícil y complicado que haya soluciones a corto plazo».
Las medidas con las que el fútbol base y aficionado de Balears está «totalmente en desacuerdo» son la obligación que tendrán todos los clubes y asociaciones deportivos sin ánimo de lucro, de realizar la contratación laboral y dar de alta en el régimen general de la seguridad social a todas las personas que colaboren con dichas entidades, entre ellos, monitores, entrenadores, delegados, jugadores y demás colaboradores.