PEÑA DEPORTIVA: 1
RACING B: 0
La Peña Deportiva selló ayer su pase a la segunda eliminatoria de ascenso a Segunda B de manera brillante al derrotar (1-0) al filial del Racing de Santander en un partido que solo tuvo el color blanco de los santaularienses. No fue aplastante el dominio local, pero sí que supo controlar el tempo y supo dar un zarpazo a la media hora –Pacheta en el 31– que a la postre fue definitivo.
Además, con este triunfo, Mario Ormaechea rompe su particular maleficio con los play off desde que dirige la Peña Deportiva. En anteriores campañas, nunca había ganado un partido ni había superado ninguna eliminatoria. Ayer pudo quitarse una espina.
En cuanto al desarrollo del juego, desde el inicio mandó en la medular y parecía que solo alguna distracción o una acción de mala suerte pudiera dar opciones a los cántabros. Los ibicencos movían el balón y no tenían pérdidas en la zona de riesgo. Se notó el regreso de José Luis, que fue de menos a más y que culminó un partidazo para demostrar quien puede dirigir esta orquesta.
Arriba, Ramiro, Piquero y Raúl Gómez se desfondaban buscando alguna grieta, especialmente la del central Ibon, uno de los recambios de urgencia del equipo visitante y que estuvo francamente desafortunado.
Piquero sirvió en bandeja el 1-0 a Raúl Gómez a los 20 minutos, pero el capitán cruzó demasiado un remate en semi fallo.
A pesar de ello, los locales no encontraron el agujero hasta la media hora, cuando Pacheta aprovechó la escasa presión de la zaga cántabra para controlar un balón en la frontal y mandar un zapatazo a las redes, pese a la fallida intervención del meta Adrián Peón.
La alegría se desató en el municipal de Santa Eulària. La eliminatoria parecía sentenciada, pero nadie se fiaba, pues quedaba aún un mundo para consumar el pase.
El conjunto de Ormaechea no aflojó y Piquero estuvo a punto de hacer el 2-0 en el 33, tras un magistral centro de Gómez, habilitado con excelencia por José Luis. El propio Raúl mandó un disparo al travesaño en el 38.
En el segundo tiempo, la Peña contemporizó y el filial del Racing, técnico pero sin carácter, no tuvo ninguna convicción en la remontada a excepción de algún golpe franco que casi sorprendió.