Tras un año en blanco, los motores han vuelto a rugir en sa Cala. Y no solamente lo han hecho en el aspecto competitivo, sino también en el reivindicativo. Entre los aficionados, había muchas ganas de poder contemplar esta clásica prueba automovilística pero también querían lanzar un mensaje «alto y claro», como el propio J.J. Fernández subrayó.
El motor tiene mucho arraigo en Eivissa y reclama ser un poco más mimado por parte de la administración. También pide más apoyo de las empresas privadas para poder reunir unos presupuestos que permitan hacer realidad un sueño.
El presidente del Automóvil Club Ibiza, Juan Antonio Vázquez, sonreía al término de la prueba, por el regreso de la competición y por el amplio apoyo de los aficionados. Siete mil almas, según los organizadores, han apoyado en masa la penúltima cita del campeonato autonómico. A Vázquez le brillaban los ojos cuando se le preguntaba por objetivos más ambiciosos. En el horizonte, el reto se sitúa en volver a acoger una prueba del Campeonato de España. Algo que en el pasado logró llenar sa Cala con 12.000 espectadores. Ayer más de la mitad pedían volver a vivir aquel sueño.