Daniel González Álvarez (Estella, Navarra, 31-10-1977) regresó ayer a Eivissa procedente de Frankfurt, Alemania, después de proclamarse campeón de Europa en el grupo de edad 35-39 años. El deportista del Ibiza Half Triathlon, que se siente ibicenco tras 18 años en las Pitiüses, confesó que no se esperaba este logro.
—¿Esperaba regresar a la isla con esta presea?
—La verdad es que es muy difícil conseguir esto. Todavía ni me lo creo, porque te tienen que salir muchas cosas bien en una carrera de nueve o diez horas. Que todo te salga bien, no tengas un dolor de barriga, no pinches la bici o no te pasen las miles de cosas que te puedan pasar es complicado. Tienes las dudas de qué pasará hasta que no te pones las zapatillas, empiezas a correr los últimos 42 kilómetros y tienes entonces la sensación de cómo vas a ir.
—¿Tenía referencias para saber que iba primero?
—No. Hay mucha gente que va mirando dorsales y pulseras o tienen a alguien que le va cantando la situación, pero yo no. Mi objetivo era acercarme todo lo posible a las nueve horas, que era el entrenamiento que habíamos hecho, pero la verdad es que en ningún momento pensaba en la posición. Sólo pensaba en adelantar a toda la gente posible. Sí que es verdad que, en la última vuelta, a falta de cuatro o cinco kilómetros, vi las pulseras a un chico que era justo el que iba primero de mi grupo de edad, pero de eso me enteré después. Le adelanté y dije «quedan cuatro kilómetros, aquí hay uno menos, tira hacia delante y no mires atrás». Al kilómetro, adelanté a otro que me vio el dorsal y las cuatro pulseras, y me dijo: «Vas primero de tu grupo de edad. No sé cómo lo sabía, pero me lo dijo. Quedaban tres kilómetros y me dije: «Aquí hasta meta no me pilla nadie».
—¿Cuántas horas ha invertido para llegar a esta cita a este nivel?
—Empezamos en mayo o junio del año pasado con la mirada puesta en esta carrera. A esta prueba te tienes que apuntar un año antes. El domingo terminó el ironman y ya está el plazo abierto de inscripción. En diez o 15 días se agota. En horas, semanalmente invertíamos entre 20 y 25 de entrenamiento.
—Seguro que habrá algún amigo o familiar que le dirá que esto es una locura.
—La primera es mi madre, que siempre me dice: «Ten cuidado, que no quiero que te pase nada. Cuidado con los coches y con el calor, que te va a dar algo». No haces caso a nadie porque esto es lo que te gusta. Sales y te arriesgas. Es una lotería salir con la bici en verano aquí en Ibiza, pero ya conocemos carreteras menos transitadas y nos ceñimos más a ellas.
—¿En qué momento de su vida se decidió a participar en la distancia ironman?
—Yo llegué a Ibiza en 1998, aunque prácticamente me considero ibicenco, porque llevo ya muchos años aquí y me apasiona la isla. Antes hacía el Home de Ferro. El primer objetivo cuando haces un triatlón es decir «voy a hacer un Home de Ferro». Cuando lo haces, sigues haciendo triatlones, pero hubo un año que dije: «Hay que probar el ironman». Cuando terminas uno, dices: «Es inhumano. No sé ni por qué hacemos esto». Son tantas horas, tanto sufrimiento... Se te pasan tantas cosas por la cabeza que dices: «¿Al final para qué?». Pues para esto. Cuando llegas a meta, se te quitan los dolores, se te olvidan las horas que llevas detrás y piensas en qué hacer el próximo año.
—¿Qué sintió cuando conoció su marca?
—Cuando vi 8h51', la emoción fue descomunal.
—También tiene un valor añadido, porque se ha convertido en la mejor marca de un representante pitiuso en esta distancia.
—Cualquier meta que consigas es una satisfacción. Lo primero que tuve en mente fue clasificarme para el Mundial de Hawai y lo logré en 2012. Mi siguiente objetivo era acercarme a las nueve horas. Para los que no somos profesionales, bajar esa marca es muy complicado, pero sabía que lo podía hacer porque estaba entrenando muy bien.
—¿Cuáles son sus próximos retos?
—A corto plazo, el Campeonato de España de triatlón de larga distancia, que lo organiza mi club. Me gustaría correr en elite.
—¿Irá al próximo Europeo de ironman?
—Seguro que no. Me gusta mucho el tema ironman, pero también viajar, y no me gusta repetir ironman. Si hay 50 en todo el mundo, buscaré otro en otro lugar.