Hortal, Hortal, Hortal... Ése es el apellido que retumbaba ayer en los oídos del Formentera. El portero del San Rafael se convirtió en un obstáculo insalvable para el equipo de Tito García Sanjuán, que se tuvo que conformar con un punto en el derbi pitiuso de la jornada en tierras rafeleras. Las tablas no satisfacen a ninguno de los dos conjuntos. Los rojinegros han cedido con ellas el liderato al Poblense, mientras que los blue ven ampliadas las diferencias con respecto a la zona de play off después de la victoria del Alcúdia, que marca el corte de los puestos de promoción.
Hortal se puso ayer la capa de Superman y no hubo kryptonita que le frenara. Lo más llamativo de todo es que el cancerbero tuvo que jugar infiltrado por unos problemas de espalda. Ni eso impidió que fuera el mejor del partido de largo. El guardameta del San Rafi realizó cuatro intervenciones de mérito para mantener su portería imbatida.
La primera de ellas se produjo en la primera parte, concretamente al filo de la media hora. Un cabezazo de Górriz se encontró con los reflejos del número 1 local cuando la afición rojinegra ya cantaba gol. Fue el primer disparo a puerta de los visitantes, que llevaron la batuta del encuentro durante los 90 minutos. Fiel a su estilo, el cuadro de Tito García Sanjuán se adueñó del cuero y buscó con triangulaciones los espacios en la zaga blue. Y los encontraron en los primeros siete minutos con dos llegadas peligrosas. La primera la abortó un defensa cuando Amores dio el pase de la muerte y la segunda acabó con un remate de Liñán fuera en el primer palo.
El bagaje ofensivo de los de Vicente Román se redujo a un testarazo sin éxito. Demasiado hacían los locales con aguantar las embestidas del Formentera, que cerró el primer tiempo con un disparo fuera de Dailos con el exterior del pie.
Tras el descanso, y pese a que el San Rafael no tardó en presentar dos caras nuevas en el campo –entraron Pacheta por Iñigo y Manu Cabezuelo por Enzo–, el decorado siguió siendo el mismo. No tardó Hortal en dejarse ver. A los cinco minutos, Dailos fue el que puso a prueba al meta rafeler, que volvió a volar para evitar el tanto.
Más espectacular aún fue la estirada hasta la escuadra en el minuto 67. Willy cazó el balón en la frontal del área y mandó un misil teledirigido que el meta local salvó para asombro de todos. Eso de que a la tercera llega la vencida se quedó sin sentido ayer. Ni la tercera ni la cuarta, porque también se lució en un cabezazo de Liñán tras un saque de esquina ejecutado por Willy un minuto después.
El San Rafael mejoró en esta segunda mitad, pero con un estilo distinto al habitual. Al ver que no era capaz de arrebatarla la bola a su rival optó por buscar contras peligrosas. En más de una ocasión salió con velocidad, pero sus jugadores acabaron optando por lanzamientos lejanos que no inquietaron a Marcos.
El partido se cerró con un lanzamiento de falta en la frontal del área, una posición ideal para un hombre con un guante en el pie como Willy. Era la última esperanza de los rojinegros. Sin embargo, su disparo se marchó alto. Esta vez no hizo falta que Hortal, una pesadilla para el Formentera, volviera a lucirse y el partido finalizó con unas tablas estériles para los dos equipos.