ALAVÉS: 2
Demirovic fue el encargado principal de poner punto final al sueño del Formentera. Un gol del delantero bosnio nada más arrancar la segunda finiquitó las escasas opciones de acceder a cuartos de final por parte de los rojinegros, que, con todo, ofrecieron una buena imagen contra un equipo de Primera División. De hecho, aguantaron el empate sin goles hasta el descanso, algo muy difícil para cualquier equipo de Segunda División B. Ya en el tiempo de descuento, Pedraza apuntilló a los de Tito García Sanjuán. De esta forma, los formenterenses dijeron adiós por un global de 1-5 a su competición fetiche, ésa en la que en las dos últimas temporadas han sido capaces de colarse entre los grandes y verse las caras con hasta tres clubes de la Liga Santander. Gesta, no; lo siguiente.
El técnico de los de la pitiusa sur, sabedor de lo difícil de la empresa, fue fiel a su palabra y dio descanso de inicio a titulares indiscutibles como el delantero Riera, su hombre más desequilibrante, y el portero Marcos. Eso sí, de regalar la eliminatoria, nada. De hecho, salió con una defensa de cuatro, se hizo dueño de la pelota en los primeros minutos y acabó el duelo con un 48 por ciento de posesión. Impresionante.
Con todo, las mejores ocasiones del primer tiempo fueron, como era de esperar, para los albiazules, que no pudieron contar finalmente con el tocado John Guidetti y con los que volvió a jugar Víctor Laguardia –se llevó la ovación de la noche cuando dijeron su nombre por megafonía–. Al borde del minuto ocho, Rubén Sobrino mandó al muñeco un remate a bocajarro tras un gran centro de Wakaso desde la banda izquierda. Menos mal que Chechu, que disputó su primer partido oficial como guardameta rojinegro y lo hizo a las mil maravillas, estaba bien posicionado y el balón le fue directamente a las manos.
Poco antes, Juan Antonio había protagonizado la primera aproximación con cierto peligro por parte de los visitantes. Sin embargo, su control no fue del todo bueno y Sivera acabó haciéndose con la pelota en un estadio de Mendizorroza en el que empezó a granizar, pero no lo suficiente como para poner en peligro la continuidad del encuentro.
Los de Abelardo fueron poco a poco apoderándose de la bola ante un Formentera al que no le era fácil pisar el área rival. Quizá por eso algunos jugadores como Bonilla y Álvaro probaron fortuna con chuts lejanos que se marcharon bastante desviados. No había otra.
También de lejos lo intentó Wakaso, que sí estuvo cerca de romper el cerocerismo en el ecuador de este periodo. Chechu, una vez más, estuvo providencial para meter la mano abajo y enviar el balón a córner.
Los formenterenses volvieron a acechar la meta babazorra en el minuto 37, pero de nuevo se quedaron sin ver portería. Un buen centro de Bruno Vinicius desde el costado derecho estuvo a punto de rematarlo Juan Antonio, al que le faltaron unos centímetros para anticiparse a Sivera. La réplica la dio el protagonista de la eliminatoria, Demirovic, con un cabezazo desde el punto de penalti que se marchó alto cuando agonizaba este primer tiempo, al que se llegó sin goles en el marcador.
CAMBIO RADICAL
Tras el descanso, el decorado cambió por completo. Chechu desbarató de inicio una clara ocasión de Sobrino, pero no pudo hacer nada acto seguido, justo cuando Tito había decidido ir a por todas con Riera, cuando Demirovic, con un toque sutil, aprovechó un gran servicio de Rubén Sobrino al espacio.
Los pitiusos se descompusieron y el Alavés pasó a dominar por completo el duelo. Sobrino, con una vaselina al palo, y Medrán pudieron ampliar el marcador. Entre medias, Riera, cuyo desparpajo dio otro aire al ataque rojinegro, había protagonizado el primer disparo entre los tres palos del Formentera.
Medrán tuvo dos ocasiones más aún. Una la mandó incomprensiblemente a las nubes y otra se encontró con la respuesta de Chechu en una falta directa. Cuando todo hacía indicar que el partido acabaría con victoria por la mínima, el recién incorporado Pedraza lanzó un latigazo raso ajustado al palo contrario para apuntillar a un Formentera que dio la cara de sobra pero no pudo obrar otro milagro. El sueño llegó a su fin.