En la previa del partido, el técnico Noel Cardona aseguró: «Una victoria nos haría mirar hacia arriba y perder nos obligaría mirar para abajo». El Puchi ya sabe para dónde tiene que mirar. Ayer en Santa Eulària, el conjunto azul no pudo remontar un duelo que regaló en la primera mitad. El Porriño encontró facilidades y rompió el encuentro desde el principio. Las ibicencas no pudieron mostrar su mejor versión ante un equipo que aprovechó la falta de intensidad de las locales.
Cardona ya había avisado de que era una escuadra con jugadoras internacionales, algo que quedó latente sobre el parqué. Los goles de Sara Gil y Natalia Martínez fueron haciendo brecha en el marcador. A los 20 minutos de juego, el partido parecía que ya estaba listo para sentencia (5-12).
La clara ventaja permitió a las visitantes mover el banquillo y jugar con calma. La renta apenas varió durante los instantes restantes del primer periodo. Al descanso, el Puchi caía por 10-16.
Mucho tenían que cambiar las cosas para que las locales se pudieran quedar con algún punto en casa. Y cambiaron. En la segunda parte se vio la mejor versión de las ibicencas, con una gran defensa y el acierto de la portería poco a poco se fueron metiendo en el encuentro.
La distancia era grande, pero el magnífico trabajo la fue reduciendo. Gol a gol. Defensa a defensa. Hasta el punto de que las jugadoras de Noel Cardona tuvieron un balón para empatar el partido en los últimos minutos. Se falló.
Aunque apretaron hasta el final, cuando más cerca estaban en el marcador, el Porriño demostró que es un equipo consolidado en la categoría. Las jugadoras gallegas no se pusieron nerviosas y mantuvieron la renta. Durante la recta final, aguantaron los dos tantos de ventaja para no sufrir en exceso y poder llevarse los dos puntos de Ibiza.
Ayer, el Puchi mostró dos caras. En la primera parte, fue un equipo débil, fácil de superar. En la segunda, salió la versión de las últimas citas. Volvió a ser un conjunto capaz de competir con las mejores, un bloque que realiza un gran trabajo defensivo y que sólo concedió siete goles tras el descanso.
Se escapó un partido que se podía haber ganado si se hubiese jugado con la misma intensidad durante todas las fases. Una victoria hubiese significado dar otro paso hacia delante y empezar a mirar de lejos los puestos de peligro.
Lo cierto es que los puntos cosechados ante el Granollers y en Gijón permiten al conjunto de Noel Cardona vivir con cierta tranquilidad y no ver el duelo de esta jornada como una final perdida. Por delante aún queda mucha tela que cortar y todavía tienen que visitar Santa Eulària dos de los equipos que están por detrás en la clasificación. Esos son los choques en los que no se puede fallar si las ibicencas quieren seguir un año más en la máxima categoría. Y más si se tiene en cuenta que el Castellón, el conjunto que marca el descenso, consiguió ayer una victoria que aprieta mucho más la clasificación.
El banquillo
«Hemos regalado la primera parte»
«Hemos regalado la primera parte», aseguró con contundencia Noel Cardona. Una vez finalizado el encuentro, el técnico ibicenco lamentó las «dos partes diferencias». «En la primera hemos salido muy frías tras una semana rara en la que hemos tenido jugadoras tocadas. En la segunda parte hemos estado mejor. Sólo nos ha metido siete goles y hemos tenido incluso un balón para empatar», relató. También tuvo palabras para la victoria del Castellón: «Aprieta todo un poco más. Aquí nadie regala nada y vamos a tener una competición muy bonita hasta el final». C