El año 2019 ha transformado al CD Ibiza, al menos así era hasta los dos últimos pinchazos fuera de casa. Había pasado de ser un buen equipo a convertirse en uno de los bólidos de la categoría. En un arranque fantástico llegó a sumar 21 de los primeros 24 puntos de este 2019, sólo la Peña Deportiva había conseguido tumbarle. Un ritmo bestial que le permitió acercarse mucho a la cuarta plaza, ya que ningún equipo, ni siquiera los de Santa Eulària habían empezado con tanta fuerza. Los 10 puntos de desventaja se convirtieron en cuatro, y llegó el pinchazo en Sóller. Le siguió la victoria con sufrimiento ante el Binissalem y un nuevo pinchazo con el empate en Son Cladera, es decir cuatro de los últimos nueve puntos.
Este frenazo no ha hundido a los rojillos, ni mucho menos. Siguen a cuatro puntos, pero han dejado la oportunidad de asaltar los puestos de play off fallando contra dos equipos de la zona baja de la tabla.
El CD Ibiza siempre ha negado que su objetivo sea jugar la fase de ascenso, aunque sí reconocen que es una ilusión, un sueño. Lo cierto es que los refuerzos del mercado invernal han elevado el nivel de la plantilla y, aunque sea un recién ascendido, muchos rivales consideran que deben pelear hasta el final por meterse entre los cuatro primeros. En las ruedas de prensa del técnico Antonio Racero Puma se entrevé desde hace tiempo que ese es el objetivo real del equipo.
El calendario de los rojillos era propicio para haber recortado aún más puntos en estas jornadas, han pinchado en dos de esos partidos que se suele decir que cuestan ligas. Esta semana reciben a otro de los rivales más débiles de la categoría, un Esporles que intenta aferrarse a la Tercera División. La cita es fundamental. Es el duelo previo a visitar Sa Pobla, el tercer clasificado que marcha cinco puntos por delante de los ibicencos.
Aunque han dejado escapar un oportunidad de oro para estar metidos de pleno en los puestos de honor, las llaves para jugar por el ascenso siguen en las manos de los de Puma. Quedan nueve partidos, es decir 27 puntos y la distancia es tan solo de cuatro. Eso sí, hay varios duelos que están marcados en rojo en el calendario. Las salidas contra el Poblense y el Platges de Calvià, así como el duelo ante el Formentera en Can Misses se presentan como los principales escollos para un equipo que aún tiene que jugar contra los tres últimos clasificados.
Todo esto son cuentas y si no se ganan los partidos, no saldrán. No hay dudas de que el CD Ibiza se ha ganado el derecho a pelear y a soñar con cosas bonitas. Para ello, debe recuperar el nivel que alcanzó durante el mes pasado. El equipo está pecando de los errores del pasado y tiene que volver a enderezar el rumbo porque las opciones están ahí. Hay que ir subiendo escalones, el primero este domingo en Can Misses contra el Esporles. Aún queda tiempo.